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Mostrando las entradas de 2012

¿Qué vamos a hacer con la infidelidad? Parte II

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Después de un tiempo de inactividad y de ciertas dificultades, por fin retomamos  este  espacio y que mejor que continuar hablando sobre la infidelidad. Aunque no es costumbre, el propósito de hacer una segunda parte es la de seguir analizando esta sensible situación para las parejas, originadora de terribles pero también nobles acciones. Pues bien, Independiente de cualquier connotación de “bueno” o “malo” lo importante es ir un poco más allá, hablando desde otra perspectiva del tema. Si revisamos anteriores publicaciones, nos  percataríamos que en cada una de ellas siempre queda algo por decir, sobre todo porque no se puede asumir posiciones radicales sobre cuestiones de nuestra voluble naturaleza humana, y esto sí que se cumple en el caso de la infidelidad… como dirían las abuelitas: “No digas nunca: ¡De ésta agua no beberé!”. 

¿Que vamos a hacer con la infidelidad?

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¿Que vamos a hacer con la infidelidad?. Se han escrito libros, artículos en revistas especializadas, textos  y textos en torno a este tema. De igual forma se han hecho programas de televisión, películas, poemas, canciones... es decir; un sinfín de expresiones humanas que narran, interpretan o tratan de entender este fenómeno milenario que acompaña a nuestra especie. Si al parecer ésta es una condición que siempre ha existido, ¿por que sigue despertando los más terribles conflictos entre las personas? ¿Debería ser aceptada?. Por supuesto hablamos desde la perspectiva de occidente, pues este asunto en otras culturas no tiene mayor trascendencia. Facundo Cabral decía que la moral era cuestión de geografía, "por que lo que aquí es tan normal está muy mal en la India".

Interrogantes en la densa noche

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En el amor, las preguntas sin respuesta son difíciles de olvidar. Entre más sabemos, más fácil comprendemos, por ello esa fijación por tratar de entender las causas que nos llevaron a perder lo querido. ¿debería decir equivocaciones? tal vez; a la final cada acto, cada omisión nos llevan al éxito o fracaso en nuestra vida. Pero sabemos que en este trasegar solo somos aficionados, el tiempo no alcanza para ser expertos, lo que conlleva una alta dosis de error en nuestras decisiones, y en la medida en que entendemos los resultados de cada una de ellas, tratamos de mejorar. Los expertos aseguran que se aprende más de los errores que de los aciertos... Aunque de seguro preferiríamos decirles: "¡no quisiéramos aprender tanto, gracias!".

¡Amad!... pero no tanto

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Entre música y café, mientras la tarde se deshojaba para alcanzar la noche; conversaba con cierta persona sobre lo valioso del querer. "Uno debe tener a alguien que lo quiera plenamente, sin guardarse nada para sí" me decía mientras tomaba su taza entre las manos. "Amores a medias no sirven, si van a amar que sea con todo el corazón". ¿Quien no ha pensado así alguna vez? (o muchas veces). Poder contar con una persona que brinde un amor profundo, sincero y duradero; no esos afectos que se evaporan al primer guiño en la calle... maravilloso, ¿verdad?...Bueno, depende... Digo depende por que los: "te amo", "eres mi todo, mi ser y mi delirio", "sin ti la vida no tiene color y el dolor sería como un ave perenne en este mundo" pues... parecerán hermosos en un poema, pero en la vida real podrían no serlo tanto...

Una película llamada celos

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En la literatura o en el cine, podemos ser testigos de increíbles creaciones: Mundos paralelos, historias inverosímiles, personajes de ensueño, fantasías que se mezclan con la realidad... Pareciera que la imaginación humana no tuviera límites. Aparte de estas dos expresiones artísticas también existe un lugar donde se proyectan historias que dejarían verde de envidia a Steven Spielberg, y se llama "mente", capaz de albergar un sinfín de pensamientos, que si tienen como ingrediente una pizca de celos... ¡Ah!, Se convierte en una poderosa fuente prolífica de películas que superan las producidas en Hollywood.

No se escuchan razones

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Caricatura de Montt Suele ser frustrante no poder ayudar a alguien que apreciamos. Cuantas veces no nos hemos visto frente a la aflicción de un amigo o amiga que lleva una "tormentosa" relación, donde es manipulada o quizá no valorada. En ese instante nuestro hombro está allí para apoyar, escuchar... "¿Quieres tomar algo caliente?" decimos. Pasamos la tarde ofreciendo compañía y sobre todo consejos... muchos consejos sobre lo que es y debería ser. El día termina, llegan los abrazos, recibimos agradecimientos por nuestro incondicional afecto, se despiden de nosotros mientras nos prometen reflexionar sobre lo conversado y tomar decisiones... ...Al día siguiente, en el centro comercial; nos encontramos con esta persona con una espléndida sonrisa, se le ve radiante, se le ve animada, se le ve contenta, se le ve... ¡De nuevo abrazada al sujeto de su afecto!.

Amigos pero aveces, ¡Gracias!

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¡Ah! el amor... como nos transporta por preciados parajes... hasta un humilde parque nos parece un recorrido por los campos Elíseos... los problemas ya no lo son tanto, atrás quedan los pensamientos negativos, atrás quedan las tribulaciones, atrás quedan los amigos... ¿Perdón? ¿Dije amigos?. La verdad es que sí, muchas veces el idilio es tan grande, que se llega a olvidar aquellas personas que siempre han estado a nuestro lado. Algunos podrán decir: "bueno, eso es mientras empiezan". Tal vez, o tal vez no. La amistad, siendo un sentimiento tan noble, es capaz de pasar por alto estos asuntos y recibir con los brazos abiertos a quien alguna vez lo olvidó. ¿Pero hasta cuando?.

Seguir por lástima

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A cada instante estamos tomando decisiones, seleccionado los mejores caminos según nuestro parecer. Pero no todo es a pedir de boca, pues existen momentos en que decidir se torna difícil, tal vez por nuestra falta de experiencia, las dudas internas, orgullo, temor a equivocarnos, etc. Aquella tarde, particularmente caliente por cierto; mientras hablaba con cierta persona, noté que se encontraba inconforme con su relación actual, y así se lo hice saber. Me dijo que era cierto, de hecho que había dejado de querer a la persona y quería que la relación terminara. "¿Y que vas a hacer?" le dije. "Nada" fue su corta e inesperada respuesta.

Tener ideal, no persona ideal...

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Antes de dar inicio con un nuevo tema, quiero agradecer a las personas que de alguna u otra manera han alentado el continuar compartiendo ideas en este blog. En esta vida definitivamente somos aficionados, y cuando nos detenemos un poco para conversar o reflexionar, probablemente seremos cada vez mejores. Así que gracias, es valioso recibir ideas y comentarios, ("jalones" de orejas por no escribir), pero sobre todo el ánimo para continuar adelante. Hace poco hice un recorrido sobre las huellas dejadas en este blog. Así que pensé sobre lo que podríamos estar buscando al hablar de estos temas y considero que la respuesta se puede resumir como en esa intención de encontrar el equilibrio entre lo ideal y nuestra realidad.

Sin tanta sinceridad...

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Como si de una receta para preparar pasteles se tratara, todos tenemos más o menos las mismas ideas sobre cuales son las claves para el éxito en una relación. De hecho si se piensa por un momento, la lista no pasaría de 10 palabras. Pero existe una que no puede faltar en ese improvisado listado: La Sinceridad. Por supuesto que existen otras como el respeto, la tolerancia, etc. pero ésta en particular es muy sensible puesto que va muy ligada a la verdad... y bien es sabido que si en una relación hay mentiras, su fracaso será inminente...  Así de simple. ¿Simple he dicho?.

Volver el tiempo atrás

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Es una mañana soleada. El verde arbóreo contrasta con un límpido azul celestial. Desde aquí, se puede escuchar a las hojas hablar mientras comparten su sombra. Hay cierta quietud, de esa que aveces necesitamos para escuchar nuestros más profundos pensamientos. Decía Charles Chaplin, que en la vida siempre seríamos aficionados... ¡la vida es tan corta que no da para más!. Por ello, en algunos momentos quisiéramos regresar en el tiempo, hacer algunos ajustes... hacer las cosas de una mejor manera... ¡Oh, por supuesto! es tan sólo un sueño, un anhelo vacuo en la búsqueda de consuelo para una incompleta felicidad...

Sin pareja, gracias...

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"Me gustaría tener un hijo". dijo mientras jugaba distraídamente con su vaso ausente de limonada.  Guardé silencio por un rato, y aunque nos conocíamos de hace tiempo, era la primera vez que mi amiga me compartía sus instintos maternales. Después de un rato atiné a decir: "¡Excelente!", Bueno, ¿y quieres el paquete completo? ¿Matrimonio, familia, casa y beca?". Su dedo dejó de jugar con el borde del cristal y solemnemente respondió: "No, no... Solo quiero tener un hijo". Las razones que me expuso para su decisión, estaban relacionadas con un gran deseo de independencia, mostrándome a su vez que una pareja no era necesaria... Como si por el contrario fuera la causante de muchos problemas, conflictos o dificultades. No era la primera vez que escuchaba a una mujer compartirme este pensamiento...

Sí, juzgar es fácil

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Se decía de mi abuelo materno, que era una persona muy respetada por su rectitud y valores familiares. Recuerda mi madre cuando era adolescente, como su padre reaccionó con fuerza ante una situación intolerable, a pesar de nunca haber sido irascible. El caso es que una noche, un vecino en estado de evidente embriaguez, llegó a su casa muy molesto, y arremetió contra su esposa golpeándola. El abuelo, dejó su acostumbrada tranquilidad para dirigirse con decisión hacia la casa en la que se presentaba el conflicto. Su mano había desenfundado un machete con el que propinó una "generosa" planera al vecino. (Para los que no saben que es "planera", es golpear a alguien con un lado del machete, a manera de látigo. Se debe tener experiencia en esta técnica para evitar cortes... No está de más decirlo, pero por favor no intentar en casa).

Un ladrón que acecha...

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En este instante, mientras pensaba en la fuerza del pasado, escucho un tema de Joan Manuel Serrat acerca de los recuerdos que "...acechan como un ladrón detrás de la puerta". Esta bella canción llamada "Aquellas pequeñas cosas", coincide con un pensamiento que surgió esta noche de brillante luna: Estamos cargados de recuerdos... Recuerdos adheridos a nuestra vida como gotas de agua en una fresca mañana. Se podría decir que todo está dispuesto para la melancolía, pero ese es un lugar común al cual no quiero llegar... Los sabios... y en eso todos lo somos cuando de los demás se trata, aseguran que cuando del pasado se trata, éste debe quedar atrás, que debemos cerrar ciclos, cambiar la página, no volver la vista atrás, jamás retroceder ni siquiera para tomar impulso, etc.

El príncipe o el corcel...

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Escena de la película: El amor en los tiempos del cólera. Hablaba hace tiempo con una amiga acerca de las personas que llegan a nuestra vida, en un sentido afectivo claro está; y lo difícil que parecía a veces tomar decisiones en torno a intentar una relación o no. De hecho existe una expresión que se utiliza en estas circunstancias: "conveniencia". Si, esta palabra sale a relucir más fácil cuando estamos aconsejando a los demás para que terminen una relación: "no te conviene, no sigas allí" pero bueno, en materia del amor nadie escucha consejos cuando razona con el corazón. Pero, para no desviarnos del tema, la palabra mágica no siempre dicta los designios del afecto y la pasión. De ser así, empezaríamos una relación con amigos o personas que no nos gustan realmente.

Amor sin-celo

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El amor no puede solo sentirse, debe demostrarse para que sea real. Al escribir este pensamiento, pensaba en las manifestaciones de afecto, los te quiero en la mañana, primaveras en floreros o desayunos en la cama... Y sin embargo, como comensal no invitado, la palabra "celos" se presentó como reclamando su lugar, como si dijera: Los celos también somos demostración de amor. No sé por qué, pero empecé a considerarlos mas seriamente. Personalmente siempre me han parecido sinónimo de conflicto, pero podrían ser algo más... Al hablar con las personas, las opiniones son encontradas. Algunos consideran que éstos son necesarios en toda relación. Por supuesto, otros afirman lo contrario, y agregan que sentirlos es señal de debilidad.  Claramente no habrá consenso sobre este asunto, pero nadie puede negar su importancia en la vida amorosa.

El valor de equivocarse

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Mafalda de Quino En estos días mi amiga escribió en su cuenta de Twitter: "Quiero tanto a mis errores, como a mi pasado... ¿o de donde nacería la experiencia?". Esta frase me gusta, pues lleva en sí misma una gran capacidad de aceptación, esa que nos permite perdonarnos y encontrar en la adversidad oportunidades para mejorar. Sin embargo el pasado, cuando ha sido negativo y nos cargamos de culpa, nos puede llevar también a reacciones no tan positivas. Alguien muy cercano me dijo: "Cuando a una mujer le rompen el corazón, empieza a querer con los trozos que le quedan". (obviamente era un hombre). En el plano afectivo, cuando hemos tenido una situación dolorosa, "contratamos" los servicios de un severo "celador", atento a no abrir las puertas de nuestro corazón con facilidad. Ah, ¿y cual puede ser el uniforme de este celador?: El temor...

¿Solo hay tiempo para el trabajo?

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  Con cierta regularidad y por teléfono, mi amiga y yo tenemos la costumbre de preguntarnos a eso de las 7:00 pm, "¿Aún estás de regalito?". Es decir, una hora después del fin de la hora laboral, nos hacemos esta pregunta que no es más que decir: "¿Aún estás regalando tu tiempo a la empresa?". Entre risas nos burlamos del que responde que si. ¿Y Cual es el punto? bueno, que somos grandes amigos y nos gusta conversar, pero a veces el trabajo limita los encuentros y cuando tenemos la oportunidad, preferimos descansar en el hogar. Esto no tiene mayor trascendencia, salvo el hecho que "la oficina" se antepone a la vida personal. La amistad es en esencia comprensiva y tolerante a cosas como estas... pero los hijos, la familia o la misma pareja... ¿lo pueden ser?

¿Somos capaces de perdonar?

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Hace unos días, decidí escribir sobre una pregunta que muchas personas han tenido que resolver: ¿Debo continuar con mi pareja a pesar del engaño?. Varias lo han resuelto más por presiones sociales que por propia convicción, otros menos afortunados, por que no encuentran opción... Cuando escribía sobre ello, siempre pensaba en que "todo depende", claro, de como se dieron las cosas, las personas involucradas, etc. Lo curioso con las opiniones plasmadas allí es que pocos estarían de acuerdo en intentarlo de nuevo... pero esa es la naturaleza humana, en condiciones normales o controladas somos capaces de todo. ¿Diríamos lo mismo si estuviéramos perdidamente enamorados?. El punto sin embargo es saber si somos capaces de perdonar de verdad.

¿Continuar a pesar del engaño?

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En estos días estaba pensando en una metáfora para referirme a la confianza... Tal vez por que veo en ella una fuerza increíble capaz de hacer frente a cualquier adversidad, y sin embargo es tan frágil como el más fino cristal.  Pensaba, como decía, en una metáfora que pudiera condensar su concepto. Por más que pienso en ello, no puedo alejar de mi mente la idea del hielo. ¿Y por que no? cuando éste tiene varias capas es tan duro e impenetrable como la más densa de las rocas, por el contrario, si es delgado; bastará una leve presión para que se quiebre en cientos de pedazos.

Pretendiendo Cambiar...

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Le dije: "bueno, ¿piensas volver con él? o tal vez, ¿intentarlo de nuevo?". Después de sonreír y un breve silencio, atinó a responder: "No sé, lo he pensado pero de inmediato recuerdo las razones que me llevaron a terminar mi relación con él". Mientras hablábamos, me compartía su preocupación por su ex-novio, al considerar que estaba tomando malas decisiones en su vida... al final, en broma le comenté: "¡Vaya! tienes alma de Robin Hood, luchando por la causa de los desvalidos".

En contacto con mi ex... ¿suegra?

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"Gracias por la visita, por favor regresa pronto, sabes que te queremos mucho". La persona, entre halagada e incómoda, promete regresar y se despide con gratitud. Esta escena no llamaría la atención, sino fuera por el hecho que acaba de visitar a quien fuera su suegra... Es decir: su ex-suegra. Cuando terminamos una relación, el sentido común nos dice que debemos cerrar ese capítulo y cortar todo contacto. Pero si terminamos en buenos términos... ¿Debemos hablar de nuevo? ¿Que hacer con la familia? ¿los amigos en común?...

Tranquilos y confiados

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Anoche mi amiga, mientras decíamos adiós; de repente comentó: "¿Cierto que el amor es una mier..?" sin alcanzar a responder, prosiguió con su justificación: "Es que siempre se termina mal... no conozco personas que después del tiempo se sigan queriendo... o que nunca hayan sufrido o jamás peleado". Mientras le decía que a pesar de eso siempre lo estaremos intentando, concluyó diciendo: "Pero siempre termina mal...". Así, con estas últimas palabras, terminamos de hablar al respecto. Tal vez sus pensamientos tenían un dejo a resignación, como cuando no puedes evitar una situación que sabes no te convendrá y sin embargo allí llegas.

¿Amada soledad?

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Tras una dura semana, el día de hoy se presentó como un reencuentro personal. Los compromisos y afanes del día nos roban esos espacios propios. Cuando se convive con otras personas, esos espacios se reducen mucho mas. Salir a caminar, sentarse en una banca, tomar un café con los pensamientos como única compañía, se tornan momentos cada vez más escasos. Perderíamos una parte importante de nosotros si llegara el momento en que no los extrañáramos más. Es de noche y mientras la tímida lluvia besa los cristales, pienso en los tiempos cuando estamos sin pareja.

¿Juegas conmigo?

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Jugar es una parte esencial de nuestra vida. Todos lo hacemos a menudo, no solo de forma física sino también mental. Una expresión de ello son las bromas. Aveces nos encontramos entre amigos y decimos "Espera le digo a Juan esto o aquello ¡y podrán ver cómo se enfurece!". Probablemente estemos desocupados o por el contrario con mucho trabajo, y el juego sea una alternativa válida de relajación. Ya sea por medio de deportes o juegos sociales, jugar crea lazos, confianza, confidencias... pero esta es solo una cara de la luna, pues también son la causa de rupturas y desacuerdos...

Es más fácil terminar

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Cierto día me preguntaron acerca de este blog. Ah, que bien ¿y de qué escribes allí?. Al escuchar mi respuesta, esta persona primero habló con su expresión antes que con sus palabras. Como si se hubiera detenido abruptamente. "ah..." alcanzó a decir con notable decepción. Por qué? acaso eres experto en el tema?. Simplemente le dije: "¿Y quien lo es?". Conversamos de otras cosas antes de alejarnos con la promesa de volver a hablar. En el camino me surgió una pregunta un poco diferente: ¿Cuantas relaciones son suficientes antes de dar un paso más trascendental con una persona?. ¿Antes de apresurarnos sin haber "vivido" lo suficiente?.  

¿Con corazón o con razón?

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Desde que este espacio surgió, el lado sentimental de nuestra vida ha sido el protagonista permanente de varias palabras al viento. Sin embargo, mirando atrás el camino recorrido, entre reflexiones, opiniones e ideas diarias, una pregunta hallé escondida entre las letras, como un espía entre los arbustos. Ahora, que nos estamos estrenando en la red del Twitter, una amiga la sacó del anonimato: Cómo tomar ciertas decisiones radicales en el área sentimental. Es decir, y esto hace tiempo apareció en un comentario: "Una cosa es decirlo y otra cosa es hacerlo". Pues aquí vamos...

Aritmética básica: Relación = Atadura

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Un famoso cuento, narra la historia de una zorra, que tras largos intentos no pudo alcanzar unas apetitosas uvas. Exhausta dice a sí misma: "las uvas estaban verdes". Al terminar de hablar mi amiga, ésta fábula fue lo primero en mi mente. Estábamos hablamos de varias cosas, pero al surgir el tema de las relaciones, ella se despachó con un monólogo contundente; sobre todo para los asistentes, en el que rechazaba la absurda pérdida de libertad en el amor. La relación aritmética: Relación = Atadura. Quedó clara para todos. Y es cierto, somos seres con sueños, deseos, gustos, pensamientos en combinaciones tan maravillosas como humanos en esta tierra. ¿Será que al estar con alguien perdemos parte de esa esencia? o tal vez el punto sea nuestro libre albedrío, la capacidad de decidir y hacer lo que nos plazca. Entonces la pregunta podría girar en torno a ¿Será que al tener una relación perdemos nuestra libertad?.

¿Seremos enamorado-dependientes?

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Ayer, 14 de febrero, se celebró el Día de San Valentín... Bueno, de hecho es una fecha especial sobre todo en la cultura anglosajona, sin embargo tiene una historia interesante. Al parecer, un sacerdote llamado Valentín de Terni, actuaba rebelándose contra un emperador de Roma: Claudio II. ¿Pero cual era ese acto de rebeldía?. sucede que el emperador, hombre "brillante", había prohibido el matrimonio entre jóvenes, con esto estarían libres de ataduras y más disponibles para la guerra. Desafiante, Valentín empezó a celebrar matrimonios entre jóvenes a escondidas. (de allí que se considere el santo de los enamorados). Esto enfureció tanto a Claudio, que ordenó encerrar al sacerdote. Con el tiempo y después de presiones políticas, ordenó torturar y ejecutar a su prisionero el 14 de febrero del año 270...  

Se lava en casa...

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Ellen Degeneres Imaginemos por un instante una escena entre amigos. Es festivo, nos encontramos compartiendo buenos momentos, bromeando, charlando acerca de todo y nada... Alguien prepara una deliciosa carne en la parrilla, mientras que otra persona está atenta a que no falte la bebida. Las risas se confunden con la música y la tarde transcurre afectuosamente cálida. De repente surge un frustrado del “stand-up comedy” interpretando un acto donde el humor es a costa de su pareja: Bromea, expone debilidades, magnifica defectos… Nos preguntamos: ¿Quién será? ¿Eddy Murphy? ¿Ellen Degeneres? ¿Suso?... ¡Ya quisiera!.

¿Nos están entrenando?

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Hoy estamos particularmente alegres, así que compartiré una entrada con un toque de humor y cierto desenfado. Eso de tomarse las cosas demasiado en serio nos puede apagar esa chispa interna... incluso dejar el corazón como una uva pasa. Se me ocurre entonces un tema: "cómo nos entrena la pareja". Si, no es tanto como "César el encantador de perros" que se ve en Discovery,  es simplemente pensar en ciertos comportamientos que nos pueden complicar la vida. Así que... sin más preámbulos, entremos en materia.

Mucho corazón

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Una tonada se apropió de mis pensamientos como una mariposa en la habitación. Había empezado a desarrollar una idea, pero la canción interpretada por Luis Miguel se instaló sin poderla ignorar. ¿El tema? se titula "Mucho corazón", pero el estribillo que no me ha dejado dice así: "... de mi pasado, preguntas todo; que como fue..." claro, el compositor debía estar desesperado con los interrogatorios de su pareja, por eso más adelante la canción argumenta: "... si antes de amar, debe tenerse fe..." El pasado... ese estado del tiempo en el que muchas parejas viven, mientras marchitan su presente. ¿Que deberíamos hacer? ¿estar del lado del angustiado Luis Miguel o de la supuesta agente de la C.I.A.?

¿Quién domina?

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El aspecto relacionado con el poder siempre se ha manifestado en la mayoría de las relaciones. En mayor o menor medida, dependiendo de las parejas, esta situación puede alterar la armonía o el futuro de las mismas. Aveces damos por sentado que en una relación uno de los dos es el más dominante. Es más, hasta lo  aceptamos como una condición necesaria. En este punto podría preguntar a quién le gusta ser dominado... probablemente pocos o ninguno lo manifiesten abiertamente. Así que aunque es una situación aceptada, esperamos no ser los dominados ¿verdad?. Socialmente solemos escuchar a hombres decir: "yo llevo los pantalones en la relación" o mujeres: "Él sabe que no le conviene verme brava". La conclusión sería entonces que debemos jugar bien nuestras cartas para no terminar en una posición de desventaja con nuestra pareja. ¿Cierto?.

Rutina o Rutinario

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Veníamos hablando precisamente sobre la monotonía en las relaciones. Hace unos minutos una amiga nos había relatado como su esposo no mostraba interés hacia ella. Decía que en el día a día surgían las mismas consabidas preguntas: "¿Cómo te fue en el trabajo? ¿todo bien?" sin ir más allá. ¿Los besos? sólo eran recuerdos de un tiempo pasado, ya los labios sólo se encontraban como parte del saludo formal de toda pareja. Total, no saludarse en la boca podría llevar a pensar que las cosas no marchan bien ¿Verdad?. A medida que su relato avanzaba se preguntaba en que momento cambiaron las cosas, o si cuando empezaron a salir eran diferentes. Lo triste es que ya no lo recordaba con claridad... Así, de camino a casa con mi amiga, hablábamos sobre aquel relato donde la monotonía y la rutina apagaban el amor en aquella relación.

Manifestación Creativa

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Repasando cierta música, me encontré con una canción interpretada por Nicola di Bari, quien con cierto orgullo cantaba esta estrofa: "Romántico... se que soy el último romántico.. del mundo". Al escucharlo pensé: "bueno, ¿el último?". Y sin embargo, ante la duda me surgió la idea de que podría tener cierta razón. ¿Estaremos dejando de ser románticos por aquello de no parecer "cursis" o ridículos?. O ¿en verdad nos atraen esas manifestaciones del amor, pero no lo admitimos?. ¿Parecer románticos podría considerarse como debilidad?.

Es mejor hablar

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Hace días no aportaba al blog. Pero heme aquí con el propósito de compartir dos nuevas entradas en este fin de semana. Por cierto... Gracias por los mensajes e ideas, siempre estaré dispuesto a escuchar aportes para hacer de este sitio un espacio de vosotros y mío. (confieso mi debilidad por como se expresan los españoles). En esta ocasión me he inclinado por el tema de la comunicación,  pero sobre todo por aquello que no decimos. Aveces parece que nos comportáramos como telépatas,  esperando que nos entiendan sin mediar palabras.

¿Sómos obstáculo para nosotros?

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En nuestra vida necesitamos hacer un alto en el camino, disfrutar de nuestra soledad. Como unas vacaciones a la necesidad de estar con alguien. Algunas personas terminan una relación e inmediatamente inician otra como si de medias se tratara. Es sano darse la oportunidad de estar sin alguien, lo cual es necesario para tener un conocimiento profundo de nosotros mismos. La sociedad en general presiona en ocasiones: ¿Estás sin novia? ¿andas solo? ¡Uy llevas tiempo sin salir con nadie! etc, etc. Después de tanta presión, empezamos a sentir la necesidad de mirarnos al espejo para confirmar que no somos fenómenos de circo. ¡Definitivamente, aún no aprendemos a aceptar la soledad!. Sin embargo, ¿Que sucede cuando nuestra soledad es fruto del miedo, la frustración o la rabia?

Nuestra Fuente

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En estos días estuve escuchando algunas canciones del fallecido maestro Facundo Cabral. Entre canción y canción el gustaba de dejar libres sus pensamientos, produciendo monólogos interesantes. Dentro de esas frases llenas de ingenio escuché de nuevo una que siempre me ha parecido sensacional: "el amor es esa incomodidad necesaria,que hace que el corazón se meta en cuestiones que al final terminan perjudicando la mente".

Lo mejor de cada uno

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Recuerdo una clase de colegio en la que nos encontrábamos discutiendo sobre diferentes sentimientos. Inevitablemente alguien propuso construir la mejor idea para expresar el amor... Independiente de pensáramos que habrían tantas ideas acerca del amor como personas en el mundo, decidimos hacerlo. Finalmente terminamos construyendo una que decía mas o menos: "El amor es la relación entre dos seres a nivel de lo que son, sienten, piensan, viven en la cual juntos buscan alcanzar la perfección".

He dicho adiós

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Hace unos días tuve oportunidad de hablar con una querida amiga, entre varias cosas le pregunté qué había pasado con la persona con quien estuvo saliendo por cierto tiempo, y si era verdad que ya habían terminado: -"Sí, terminé la relación con él - me dijo,- lo borré del teléfono, de mi pin, dejé de llamarlo, pero me sigue buscando, me localiza, empieza a ilusionarme de nuevo, me insiste tanto que acepto verlo... ¿al final?  termino sintiéndome triste y furiosa por caer de nuevo en su juego...". Le pregunté si él había aceptado su decisión de separarse, confirmándome que sí había aceptado. Y pienso en lo egoístas que podemos ser al no dejar "partir" a alguien que estuvo a nuestro lado.