¿Que vamos a hacer con la infidelidad?

¿Que vamos a hacer con la infidelidad?. Se han escrito libros, artículos en revistas especializadas, textos  y textos en torno a este tema. De igual forma se han hecho programas de televisión, películas, poemas, canciones... es decir; un sinfín de expresiones humanas que narran, interpretan o tratan de entender este fenómeno milenario que acompaña a nuestra especie.

Si al parecer ésta es una condición que siempre ha existido, ¿por que sigue despertando los más terribles conflictos entre las personas? ¿Debería ser aceptada?. Por supuesto hablamos desde la perspectiva de occidente, pues este asunto en otras culturas no tiene mayor trascendencia. Facundo Cabral decía que la moral era cuestión de geografía, "por que lo que aquí es tan normal está muy mal en la India".


¿Y bien? ¿Aceptamos que la infidelidad hace parte de nuestra vida y no deberíamos preocuparnos?.   Hago una pausa. En este blog los temas se tratan de plantear sin distingo de género, pero para este caso en particular los de la mala fama resultamos ser los hombres. Sin embargo no me desgastaré tratando de explicar que no es cierto (presiento que el público femenino es incrédulo). Mencionaré en cambio a cierta psicóloga que en un importante medio afirmó: "... en cuanto a la infidelidad las cosas están 50% hombres y 50% mujeres". Al preguntarle las razones, explicó simplemente que los hombres tienden a hablar de más y las mujeres a hablar de menos.

Cierto o no, la infidelidad en las relaciones es como tener una tía lejana: Puede que algún día llegue de visita o que nunca lo haga, tal vez se quede o pase solo un momento y después se vaya.  El saber que esta "tía" existe, hace que seamos cautelosos en las relaciones, o por lo menos que realicemos "estrategias" para minimizar las probabilidades de tan desagradable visita. El control, revisar agendas, citas, conocer amistades, compañeros de trabajo, etc hacen parte de ellas, por supuesto también el estar atento a la pareja, mostrar interés, expresar amor, etc... el caso es que cada quien le apuesta a una "manera de hacer las cosas".

La mayor parte de nuestra cultura occidental tiene una doble moral con el tema. No estamos descubriendo el agua tibia, pero se debe reconocer que socialmente la infidelidad es tolerada en los hombres más que en las mujeres. "¡Mija, es que todos son cortados con la misma tijera!" dicen las mamás (por eso los hombres fieles los comparan con los unicornios: Son raros y de seguro no existen). La sociedad reprocha la infidelidad... pero si no te descubren no es tan grave. Es como decir: Socialmente está mal, individualmente... no tanto.

Una persona me dijo: "Quien busca a otra persona es por que le aburre su pareja". No es tan simple... ¿O tal vez si?. En diferentes estudios que se han realizado el componente de la aventura, novedad, riesgo y cambio está presente en las infidelidades. La mayoría afirma no dejar de amar a sus parejas, y consideran que son asuntos diferentes. (Dato curioso: Las personas que engañan perdonan menos una infidelidad que aquellos que han sido fieles). ¿Entonces?

Definitivamente la fidelidad requiere más inteligencia. Sabemos que las relaciones de parejas tienen su ritmo, su "manera" de hacer las cosas. ¿Lo bueno?: Permite que se construyan rituales únicos que fortalecen la relación. ¿Lo malo?: Creemos que las cosas no cambian. Es decir, olvidamos que las relaciones evolucionan, y que cada uno es responsable de esa chispa que trae el cambio... y eso requiere inteligencia. Cuando  se está con otra persona se deben responder tres preguntas: ¿Que ofrece diferente? ¿Mi pareja me lo puede ofrecer? y la más importante ¿Que he hecho para que no me lo ofrezca?.

Siempre hay nuevas maneras de hacer las cosas, pero creemos que con la pareja esto no es posible. Si uno está dispuesto a buscar algo nuevo... ¿la pareja no?. ¿Eso nuevo lo pueden encontrar juntos?. ¿Lo habremos preguntado o sugerido?. Todo está en la mente y la mente está en todo. El cerebro es una herramienta espectacular, es como un Ferrari, algunos lo usan para disfrutar la vida, otros simplemente para ir al supermercado. ¿Y Cómo estamos nosotros? 
  
Pablo Picasso dijo alguna vez: "Me enamoré de mi mujer y nunca más me volví a enamorar. La fidelidad te la propones inconscientemente: tienes una familia, unos hijos... ¿Cómo vas a jugar al amor por ahí?".


Nota: Este asunto aún no termina, aun falta mucho por hablar ¿verdad?

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