Sí, juzgar es fácil



Se decía de mi abuelo materno, que era una persona muy respetada por su rectitud y valores familiares. Recuerda mi madre cuando era adolescente, como su padre reaccionó con fuerza ante una situación intolerable, a pesar de nunca haber sido irascible. El caso es que una noche, un vecino en estado de evidente embriaguez, llegó a su casa muy molesto, y arremetió contra su esposa golpeándola. El abuelo, dejó su acostumbrada tranquilidad para dirigirse con decisión hacia la casa en la que se presentaba el conflicto. Su mano había desenfundado un machete con el que propinó una "generosa" planera al vecino. (Para los que no saben que es "planera", es golpear a alguien con un lado del machete, a manera de látigo. Se debe tener experiencia en esta técnica para evitar cortes... No está de más decirlo, pero por favor no intentar en casa).

El vecino se quejaba y justificaba sus acciones culpando al alcohol; lo cual parecía molestar más al abuelo. Al final el pobre hombre pidió disculpas, manifestando su vergüenza y prometiendo jamás comportarse de esa manera. Al final, la promesa fue cumplida y la familia estuvo siempre agradecida por la intervención de aquella noche.

Ahora bien, en la actualidad esta clase de "intromisiones" son poco probables. Empezando por que ya casi nadie tiene un machete dentro de sus pertenencias, y otros menos serían capaces de estar agradecidos después de recibir un fuerte castigo. Ahora bien... ¿Y cual es objetivo de esta historia?.

Últimamente en los medios de comunicación se ha hablado sobre los casos de agresión, sobre todo hacia la mujer... Corrijo, solo se ha hablado de los casos en contra de la mujer. Y aunque es un tema que siempre había tenido en mente, nunca me sentí competente para hablar de él... por supuesto, no es el caso ahora. Sin embargo, el recuerdo de la historia que relaté me motivó a abordarlo... pero de una forma diferente.

Antes de eso me gustaría dejar dos reflexiones: Primero: la violencia no sólo es física, esa es la más evidente. La psicológica en cambio, se percibe menos y puede llegar a ser tanto o más destructiva que la primera. Segundo: Las mujeres no son las únicas víctimas, los hombres también. En agresión no debería existir distingos de género... pero claro, un hombre reportando que su mujer lo maltrata casi siempre es motivo de burla y duda sobre lo que lleva en sus pantalones. Que podemos hacer, así es la ignorancia...

Llegado a este punto quiero referirme a nuestra ignorancia, y lo atrevidos que podemos llegar a ser. Al igual que yo, muchos habrán escuchado y hasta hecho comentarios sobre amigos o familiares que se agreden entre sí. Estas situaciones nos deben generar rechazo y poca tolerancia. El problema es que aunque creemos que ayudamos en realidad no lo hacemos. Hablando con una amiga, me contaba sobre una prima suya víctima de las agresiones de su novio. "¡Que rabia!"- decía-. "Mucha bruta, le dije que si era que no se quería, que le pasaba. El tipo no le conviene y ella como imbécil detrás de él...".

Mi amiga ya estaba tornándose violenta de la indignación que sentía. Es más, por un segundo consideré que yo sería otra víctima más.

Creo que juzgar así a una persona que se encuentra en esta encrucijada de su vida, no ayuda en ningún sentido. Todos... absolutamente todos, somos susceptibles de ser manipulados o maltratados. Además, esto se da con el tiempo. Si en los primeros días de novios, uno de los dos agrediera al otro de seguro la otra parte lo manda a "freír espárragos" y la relación acabaría. Pues resulta que así no funciona. Estas situaciones se presentan después de cierto tiempo o cuando se ha generado mutua confianza. Por ello el desconcierto de quien sufre esta situación, y si la otra persona es manipuladora, su confianza y autoestima empiezan a desmoronarse sin darse cuenta de ello.

Si, juzgar es fácil. Decirle a los demás qué hacer, junto con hervir agua, son de las dos cosas más simples en esta vida. Sin embargo pocos se comprometen de verdad por ayudar. Lo último que necesita una persona que se encuentra en esta situación, es que otra le recuerde que es estúpida...  Comprometerse sería darle ánimo, acompañamiento, buscar ayuda de profesionales, ofrecerle un lugar seguro mientras hallan la mejor solución, darle valentía, denunciar... etc, etc. No simplemente juzgarla, reprocharle y dejarla a su suerte. De ser así, por respeto lo mejor sería guardar silencio...


 

Comentarios

Publicar un comentario