Amigos pero aveces, ¡Gracias!

¡Ah! el amor... como nos transporta por preciados parajes... hasta un humilde parque nos parece un recorrido por los campos Elíseos... los problemas ya no lo son tanto, atrás quedan los pensamientos negativos, atrás quedan las tribulaciones, atrás quedan los amigos... ¿Perdón? ¿Dije amigos?.
La verdad es que sí, muchas veces el idilio es tan grande, que se llega a olvidar aquellas personas que siempre han estado a nuestro lado. Algunos podrán decir: "bueno, eso es mientras empiezan". Tal vez, o tal vez no. La amistad, siendo un sentimiento tan noble, es capaz de pasar por alto estos asuntos y recibir con los brazos abiertos a quien alguna vez lo olvidó. ¿Pero hasta cuando?.


Una amiga me contaba con cierta frustración, como se sentía manipulada por una amiga muy querida. "¿Manipulada?" -le pregunté-. "¿Por que dices eso?". Así que me contó como su amiga estuvo mucho tiempo deprimida por culpa de un amor. Aquel hombre no la había valorado y la dejó sin mayor dificultad. Ante esta situación, mi amiga estuvo muy pendiente de ella: Salían juntas, iban de compras, a bailar, tomar algo o simplemente devorar una tarde de domingo con los famosos encuentros de "embellecimiento femenino". (Se que es una práctica común entre mujeres. Entre hombres no lo sé, en mi caso ningún amigo me ha invitado a cortarnos las uñas o aplicarnos mascarillas de aguacate).

Hasta este punto, me pareció un comportamiento normal. Es muy común en las relaciones amorosas, que las personas olviden a sus amigos. Incluso se llega a considerar que los momentos de satisfacción con la pareja ni la amistad los supera. Esto claramente es una equivocación, pues uno y otro no se pueden comparar porque sencillamente son diferentes, y sin embargo igual de necesarios...

Así que en esta historia, mi amiga solo estaba ofreciendo de nuevo su amistad y de paso ayudar a una persona importante para ella.

¿Y entonces?
... Que no era la primera vez...

 La frustración residía en que le había pasado antes y la historia se repetía. Es decir, que cuando estaban compartiendo juntas y la amistad parecía fortalecida, su amiga regresaba a los brazos de aquel hombre y al olvido amistades... (bueno, no todas, pues salía con las amistades de su novio)... Lo cual estaba pasando de nuevo... ¿Y mi amiga?: ¡molesta!. Parafraseando una famosa frase de cajón podría decirse:

En los momentos felices, también se conocen los verdaderos amigos...

Pensar que las personas son incondicionales con nosotros, es tener una idea egoísta y miope de la amistad. Todas las relaciones, necesitan tanto del "Dar" como del "Recibir". De lo contrario uno de los dos no es más que una rémora del afecto. En el caso de la historia, buscar a los amigos cuando las cosas no marchan bien es el más claro ejemplo de lo dicho, y nada tiene que ver con una amistad verdadera.

Es cierto que por amor, los amigos puedan quedar en un segundo plano, pero esto no debe ser así. Es como enviar el mensaje: "Estoy bien, siento plenitud en mi vida... ¿ustedes amigos? gracias, pero no les necesito". Si en este momento hemos dejado en el cuarto del olvido a los amigos, es buen momento para ir por ellos, acercarnos y fortalecer esos hermosos lazos... ¿Ha pasado mucho tiempo? ¿Se tienen dudas?... Eso es lo maravilloso de la amistad, que cuando ha sido verdadera, ni el tiempo ni la distancia hacen mella en esa cálida sonrisa que siempre tiene para nosotros...

Pensándolo bien, puede ser un buen propósito para esta semana... solo basta un "¡Hola!" para alcanzarlo  

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