Es mejor hablar

Hace días no aportaba al blog. Pero heme aquí con el propósito de compartir dos nuevas entradas en este fin de semana. Por cierto... Gracias por los mensajes e ideas, siempre estaré dispuesto a escuchar aportes para hacer de este sitio un espacio de vosotros y mío. (confieso mi debilidad por como se expresan los españoles). En esta ocasión me he inclinado por el tema de la comunicación,  pero sobre todo por aquello que no decimos. Aveces parece que nos comportáramos como telépatas,  esperando que nos entiendan sin mediar palabras.




Comunicarnos no es nada fácil, eso lo sabemos todos. Además, no se trata solo de palabras; los gestos y comportamientos son relevantes también. El aspecto de la comunicación siempre se ha promovido como la base de una sana relación en pareja. El problema es que nadie nos explica como.

Cuando surge una situación de conflicto, lo mejor es conversar. Es cierto, se presentan problemas al comunicamos con la pareja: Somos malinterpretados, podemos herir sin querer, pensamos una cosa y decimos otra, no somos consecuentes, Terminamos hablando de otra cosa, etc. A pesar de esto, siempre será mejor hacerlo.

"A veces es mejor no decir nada", "Para qué le hablo de eso... no vale la pena", "De nada sirve hablar, nada cambiará" son las frases que mas se escuchan cuando de dilatar una conversación se trata. Sin embargo, nos parecemos a un globo. Lo que callamos es como el aire, poco a poco nos vamos inflando hasta que por fin estallamos. Callar las cosas nos genera sentimientos negativos y de frustración. Podemos terminar interpretando extensos monólogos o cambiando comportamientos. Como una amiga me dijo: "Esta mañana me fui sin despedirme, imposible que no se diera cuenta que me molestó lo que dijo anoche". Ojalá por la noche no se haya molestado con la pregunta que seguramente le hicieron "¿Estas bien?¿Pasa algo?".

Así que a la hora de hablar, podríamos considerar ciertas preceptos útiles: 

  • Si estamos en desacuerdo o molestos con algo, lo mejor es hablar lo antes posible.
  • La ira no es amiga del diálogo. Es preferible decir que necesitamos un momento, pero que queremos hablar. La tranquilidad es clave.
  • Suaves en la forma, firmes en el contenido.
  • Enfocados en el problema, no en la persona.
  • Un tema por vez. Nada de empezar con un tema sobre el manejo de dinero y terminar hablando de los pelos en el jabón.
  • Si no hay tiempo, lo mejor es manifestar que lo vamos a hablar después, pues nos interesa resolverlo juntos.
  • Nada que nos afecte puede considerarse irrelevante o sin importancia.
  • Debemos crear el momento. Esperar el momento adecuado puede ser disculpa para postergar el tema.
  • Si nos están eludiendo, hacer saber que necesitamos hablar. Llegará el momento en que la otra persona baje la guardia. Ahí le recordaremos el tema pendiente.
  • Al final debe haber una conclusión: aclaración, perdón, compromiso, etc.   

Por supuesto la lista puede estar incompleta, así que bienvenidas las sugerencias.

Que sea una buena semana para todos...

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