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| Foto: mejoreszonas.com |
muy alta!
Pero un día antes de comenzar el festival, este se canceló...
En el momento que se supo la noticia pocos dimensionaban la magnitud de tal decisión. Al principio, se pensó en los asistentes con sus boletas compradas, sus tiquetes separados y las reservas de hotel realizadas. Pero solo era la punta del iceberg.
Lo primero que se conoció en radio fueron las inesperadas cancelaciones al personal de logística y aquellos relacionados con montaje de tarimas y sonido. No acabábamos de digerir la noticia cuando; en redes sociales, empezaron a aparecer las dramáticas historias de emprendedores que se habían endeudado para poder ofrecer toda clase de souvenirs, bebidas y productos gastronómicos. A manera de ejemplo les puedo contar que un compañero de clase nos confesó que tenía todo invertido para poder vender 10.000 burritos el fin de semana...
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| Foto: tomada del instagram del organizador |
¿Qué iba a pasar con todos ellos?
Lo ocurrido después de conocer la impensable noticia fue emocionante... En menos de una hora, la propietaria de un reconocido restaurante ya estaba ofreciendo espacios en tres establecimientos para que los emprendedores pudieran vender sus productos. Las redes sociales empezaron a enviar contactos de las personas que habían invertido con sus números de contacto para hacer pedidos. Por otro lado, instituciones de recreación y centros comerciales abrían sus puertas para exponer los emprendimientos el fin de semana. Periodistas, caricaturistas, influenciadores a nivel nacional motivaban a sus seguidores a apoyar los emprendimientos y, a quienes viajaron, les invitaban a quedarse en la ciudad ya que también se estaba celebrando el Festival de Música Colombiana.
Para no extenderme más, en la tarde ya había salido un decreto de la alcaldía extendiendo horarios de bares, discotecas, restaurantes y comercio en general. La gobernación ya organizaba un concierto gratuito y los whatsApp se inundaban con docenas de planes para aprovechar en la capital del Tolima (algunos ni yo mismo conocía). Es decir, la ciudad se volcaba para extender su mano bajo el manto de la solidaridad...
¿El resultado?
Un fin de semana lleno de gente por doquier, cargado de eventos, muestras folclóricas, presentaciones musicales, recorridos gastronómicos... en fin: ¡Una fiesta!
Sí, la cancelación del evento fue terrible para muchos. En otro tiempo de seguro no pasaríamos de los lamentos y críticas sin hacer nada más al respecto. Pero gracias al liderazgo de unos pocos, la ciudad se contagió de ese sentimiento de apoyo al prójimo, derribando una apatía de antaño y despertando un renovado orgullo; porque como dijo Isabel Allende "Al final, sólo se tiene lo que se ha dado."
Sea este el momento para reconocer, en medio de la dificultad, nuestra capacidad de empatizar con los demás, de ser solidarios, de tornar el fracaso en una oportunidad. Cada quien aportó desde sus posibilidades y este, más que un premio personal, será el cimiento de un nuevo despertar como ciudad...
¡Gracias por leer!
feliz día, feliz noche, feliz momento
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