ANTE EL FUTURO, CONVIENE HABLAR CON CLARIDAD

"Quien sea incapaz de hablar claro debe callar hasta poder hacerlo." (Karl Popper (1902-1994) Filósofo inglés)


Habíamos esperado bastante en la fila el turno para hacer el pedido. Hace tiempo que no nos veíamos y coincidimos en tomarnos un café; pero la tibieza del aroma que danzaba desde la pastelería nos abrió el apetito. “Dos deditos de queso también.” Dijo ella para mi sorpresa y satisfacción. Sabía que me quería contar algo, pero el hambre habló primero. Al cabo de unos minutos sin decir nada, reposó su mirada en el plato ya casi vacío mientras decía: “Creo que me estoy aburriendo de mi pareja”

Con el poco café que aun quedaba en nuestros vasos me contó lo que estaba pasando. Se habían casado enamorados, pero con los años y responsabilidades se sentía cansada, sentía que él no le estaba aportando a la relación.

-Antes me gustaba su manera fresca de ver la vida, de su actitud despreocupada… -dijo en un momento.- Pero me hace falta que tenga objetivos, metas y que planee el futuro.

- ¿Lo que te gustaba de él, ahora no te gusta?- pregunté.

- Tal vez… - dudó.- O tal vez yo cambié y él se quedó como lo conocí….

Bien es sabido que las personas vamos cambiando con el paso del tiempo. Por supuesto otros van reafirmando su personalidad mientras pierden "flexibilidad" al punto de ser incapaces de cambiar. Sea como fuere, no somos los mismos de antes. Algunos, al igual que las plantas, cambian con lentitud, otros en cambio se ven forzados a hacerlo a toda prisa...

¿Será que en el caso de mi amiga, ambos no estaban yendo al mismo ritmo de cambio?

Es curioso ver como aquello que en algún momento nos atrajo de alguien, hoy nos puede parecer odioso, antipático o infantil. Algunos dirán que el problema es de la persona que esperaba que la otra cambiara, la culpa son sus expectativas, no la otra, la cual no estaba obligada a hacerlo. Parece lógico ¿verdad?

Hay un momento en toda relación donde se plantea un futuro, bien sea para seguir juntos o terminar todo allí. Es una situación que requiere comunicación y poner las cartas sobre la mesa. De ese instante crucial surge la fortaleza que hoy vemos en tantas parejas o familias. Sin embargo, en muchas ocasiones suelen pesar más los sentimientos y las parejas deciden iniciar un proyecto más por temor a una ruptura que por una férrea convicción.

Pues bien, en este punto ambas personas han tomado una decisión que supone un esfuerzo mutuo ¿Acaso eso no implicaba cambiar un poco? No hablo de un cambio de personalidad, sino de actitudes y talentos puestos a disposición para un fin. Pero cuando una de las partes no está plenamente convencida terminará actuando o dejando las iniciativas en cabeza de la otra y, más tarde que temprano, el conflicto surgirá, muchas veces sin comprender muy bien las causas porque ellas llevan mucho tiempo empolvándose bajo la cama.

Ese día concluíamos con mi amiga que el diálogo es una habilidad que no tenemos desarrollada, tenemos poca educación emocional para hablar con total claridad. Los apegos, temores, ansiedades, inseguridades nos llevan a tomar decisiones desafortunadas, cuando deberíamos hacerlo desde una sana independencia, desde un sano amor propio que nos permita hablar y amar con plenitud…

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¡Gracias por leer!

feliz día, feliz noche, feliz momento


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Comentarios

  1. Hola estimado César. Gracias por este texto. Sin duda, el tema de las relaciones es un tema bastante filoso que sobrellevar. Pero, muy necesario para movilizarnos en este mundo lleno de tantas pasiones. A propósito de esta conversación con tu amiga, en días pasados me terminé el libro: Qué hacer con estos pedazos, de Piedad Bonnet y voy a compartirte la pieza que me recordaste: "...Ya no puede precisar qué la enamoró de él. Pero cuando trata de pensarlo su cabeza se llena de imágenes: de sus manos, sus uñas delicadas, de lunulas perfectas. De sus piernas larguísimas, que terminaban siempre en los mismos botines de gamuza, de distintos tonos. O del modo de resolver las cosas. Cómo vamos a llegar allá, que tenía preguntaba ella. No te preocupes, decía él, ya veremos. Lo imposible siempre lo hacía ver como posible, como esos coach que hoy cobran por hora, pero sin sus monsergas edificantes. Es muy brusco, había sentenciado su madre, que era una amante de las buenas maneras, algo que Emilia y sus contemporáneos detestaban a los veinticinco. Muy brusco era para ella sinónimo de varonil o de desprejuicia do. No recuerda, sin embargo, ni sus temas de conversa ción, ni sus gustos musicales, ni sus lecturas, como si el tiempo hubiera impreso con tinta indeleble su físico y en cambio hubiera desdibujado su espíritu. En cambio se acuerda muy bien de sí misma a los treinta, ardiendo en pasiones distintas, trabajando en revistas que no pagaban nada, jurando que nunca sería madre, e imaginando una vida en pareja que no tuviera nada que ver con la de suya" Pág 75
    Y sí, es necesario muchas veces dejar el apego e ir en busca de un nuevo vuelo.
    Abrazo

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    1. Hola Andrea, muchísimas gracias por tu comentario y por ese aparte del libro de Piedad Bonet que llega en verdad como anillo al dedo. Por cierto... Te cuento que he estado "echándole" el ojo al libro a ver si lo leía y me has dado el empujoncito que me faltaba para conseguirlo. Lo que expresas es muy cierto y nuestros deseos, ideas, sentimientos nos llevan por caminos que a veces no comprendemos a pesar que en el fondo guardamos grandes anhelos...
      Nuevamente gracias por tu comentario.

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