SACARLO TODO AFUERA


En un entorno donde se exaltan las capacidades individuales, reconocer que se necesita a los demás puede ser una cuestión difícil de aceptar. Pensemos en la idea que tenemos acerca del éxito; la cual exalta a esa persona que a base de esfuerzo, sacrificio y tenacidad alcanza los objetivos que se ha trazado. Y si, al parecer la idea de éxito sólo considera a esa persona exitosa, y a nadie más... 

El paradigma de éxito es esa imagen del escalador que se enfrenta a una escarpada montaña. Al final de la jornada, levanta sus brazos al cielo y no podemos más que admirarle: "Querer es poder". Es tanta la exaltación del individuo, que en los programas deportivos, por ejemplo en fútbol que es un deporte colectivo, se busca a la figura del partido.

Con todas estas representaciones individuales, uno podría decir que, en última instancia, todo depende de nosotros mismos y de nadie más. De hecho, hace poco una persona me lo recordó cuando comentó: "Uno no puede depender de los demás, en esta vida estamos solos, y solos salimos adelante." Completamente válido ¿verdad?

Curiosamente hoy se conmemora el día mundial de la salud mental, una iniciativa que busca no solo visibilizar los problemas psíquicos y emocionales que podemos padecer en cualquier momento de nuestra vida, sino eliminar los estigmas en torno a estos padecimientos. Y digo que es curioso porque este día nos recuerda nuestra necesidad de ayuda, de apoyo, de comprensión, de afectos... es decir, nos recuerda lo mucho que necesitamos a los demás. ¿Y los exitosos? ¡También necesitaron de otros! Tuvieron maestros, guías, familiares o amigos que les apoyaron, que les enseñaron cuestiones que aplicaron con inteligencia. Es decir, debemos comprender que nadie se ha creado a sí mismo...

Las medidas sanitarias tomadas con la pandemia nos lo recordaron duramente. El aislamiento obligado generó cambios. Los expertos hablan de los efectos negativos en el mediano plazo, en especial, entre niños y jóvenes. La interacción con otros, conversar, compartir experiencias, pensamientos, jugar, bromear son estímulos valiosos para nuestras vidas y la distancia obligada, el trabajo en casa, la enfermedad, las horas solitarias, las pérdidas sin duelo, han dado un duro golpe a nuestra psique.


Sin embargo, aun no lo aceptamos. Nos decimos que debemos ser fuertes, salir adelante, no rendirnos, que sí podemos... Lo cual es muy positivo, pero no se puede quedar en el velo de los monólogos que cubren los temores, miedos, ansiedades e incertidumbres propios del día a día. Por eso reconocer que necesitamos a los demás es un acto de valentía, incluso de rebeldía ante el dios del "yo puedo" que nos han impuesto. Si no encontramos una ayuda tangible entre familiares o amigos, también podemos acercarnos a expertos, a profesionales, ellos también tienen herramientas que nos permiten encontrar nuestro centro (algunos tienen la fortuna de encontrar esos "extraños" que la vida coloca para hablarles de lo que no se hablaría con las personas cercanas).

Debemos aprender a dejar de preocuparnos por lo que piensen otros. La vida es nuestra y si necesitamos ayuda no hay que dudar un instante. 

Por último, quiero dejarles con este estribillo de una canción de Piero*, ya que su letra nos habla con total claridad sobre este asunto:

"Vamos, decíme, contáme, 

todo lo que a vos te está pasando ahora, 

porque si no cuando está tu alma sola llora.

Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera.

Nadie quiere que adentro algo se muera,

Hablar mirándose a los ojos

sacar lo que se puede afuera

para que adentro nazcan cosas nuevas, nuevas, nuevas..."


feliz día, feliz noche, feliz momento

¡Gracias por leer!


Nota: la canción, que he citado en otros textos, se llama "SOY PAN, SOY PAZ, SOY MAS", la cual en realidad es una canción de un uruguayo llamado Luis Ramón Igarzabal. Piero la popularizó con esta canción. 

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