OPINAR POR OPINAR...

A las necesidades básicas humanas, como el comer, dormir o el vestir, debería sumarse una más: la necesidad, casi inconsciente, de inmiscuirse en los asuntos de los demás. Incluso para aquellas personas que prefieren estar alejadas de los asuntos de otros, no pueden evitar enterarse de algún detalle de alguien sin siquiera haber preguntado.

La cuestión es que no se trata solo de información. Detrás de los datos o las referencias sobre alguien, las personas van dando a conocer su opinión. Critican lo que consideran incorrecto y pocas veces reconocen lo positivo, y si llegan a hacerlo es para introducir el famoso “pero” y seguir con una crítica adicional, como si contaran con la fórmula perfecta para direccionar la vida de los demás.

Por otra parte, los medios de comunicación y entretenimiento han estudiado muy bien esta morbosa debilidad por “observar/opinar” la vida de los demás; lo cual les ha permitido explotarla lucrativamente desde hace mucho tiempo. Esta es una de las principales razones de la proliferación de los llamados “reallitys” que con el trasfondo de un concurso, exponen la vida personal de los participantes y; para complementar el voyerismo popular, las redes sociales han dado el toque final a esta estrategia mediática. 

Ahora la cercanía del entretenimiento ha dejado atrás la pasividad del espectador y lo ha convertido en un decisor, pero sobre todo, en un “opinador” sin importar si tiene criterio o no. Un ejemplo de esto es el caso de Yeferson Cossio, un influenciador que decidió hacer una inversión millonaria para crear una fundación para el cuidado de animales.


No fueron pocas las personas que opinaron sobre lo absurdo de la inversión. Los opinadores, desde su experiencia, aseguraban que lo mejor era aportar para educación, llevar agua potable a regiones remotas, disminuir la desnutrición infantil y un sinnúmero de alternativas, justificando sus propuestas en que era más importante invertir en humanos que en otros animales. Uno podría estar de acuerdo con estas opiniones y sumarse a las insustanciales críticas, pero lo cierto es que nuestra sociedad, en el camino del progreso, ha creado una cantidad inmensurable de problemas.

"Opinar por opinar es tan solo el pasatiempo de la mediocridad."     

Que alguien decida cuidar animales, es aportar en la solución de uno de los problemas de la sociedad. Con este criterio es que existen fundaciones que van desde proteger la migración de aves hasta la rehabilitación de personas víctimas de eventos traumáticos. Si cada uno de nosotros hiciera un aporte en la dirección que considera más noble, de seguro creceríamos como comunidad ¿Verdad? En vez de estar viviendo la vida de otros, ¿Qué tal si empezamos a concentrarnos más en la nuestra?     

Como cierre, quiero dejarles este breve cuento:

EL EQUILIBRISTA Y SU APRENDIZA

Por los pueblos de la India, un hombre y su aprendiza iban haciendo un número circense para ganarse la vida. Consistía en que el hombre colocaba sobre sus hombros una larguísima pértiga a cuyo extremo superior la niña trepaba y allí hacía sus equilibrios. 

Un día el hombre le dijo a su aprendiza:

-Amiguita, para evitar tener un accidente, cuando estemos haciendo la prueba, tú debes estar muy atenta de mí y yo muy atento de ti.

La niña repuso:

-No, maestro, así no funcionaría. Cuando estemos haciendo la prueba, yo estaré muy atenta de mí y tú muy atento de ti y así no tendremos un accidente.

Cuidar de nosotros mismos nos permite cuidar a otros. No se trata de ver qué hacen los demás, lo que cuenta es lo que hacemos con nuestras vidas…

feliz día, feliz noche, feliz momento

¡Gracias por leer!



  

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