¿EL DINERO NOS VUELVE MALAS PERSONAS?

En medio de una conversación informal, una persona empezó a narrar lo molesta que se encontraba por cuenta de un conflicto que tenía con una compañera. Rencillas, desplantes, comentarios desobligantes salían a relucir en su relato. De repente, y sin mediar palabra, me hizo una pregunta inesperada: "¿Por qué será que las personas cuando consiguen dinero se vuelven "mala gente"?

Antes de articular palabra, alguien más se adelantó a responder asegurando que la cuestión no era el dinero, sino que cuando las personas sienten cierta tranquilidad financiera sacan a flote sus verdaderas actitudes, su verdadera personalidad.

Su verdadera personalidad…

Lo anterior parece tener mucho sentido. Un argumento a favor son todas aquellas personas que, a pesar de adquirir una buena posición social o una fortuna, siguen siendo igual de cordiales en el trato, gustan de apoyar a otros y reconocen a las viejas amistades a pesar del tiempo...

La conclusión sería entonces que el problema no es el dinero, el problema es lo que reside en el corazón de cada persona. Pero… ¿Acaso una “buena persona” no podría verse afectada, en su manera de ser, por una repentina fortuna?

Parece difícil de creer que a nadie le afecte el dinero. En especial por nuestra sociedad que sobrevalora las posesiones materiales, lo cual se ve reflejado en actitudes que bien podrían afectar hasta a las más nobles almas. 


Así que pensando en este asunto, se me ocurren tres de esas "actitudes" que podemos observar:

Servilismo: Las personas que adquieren un reconocimiento social o financiero, empiezan a experimentar consideraciones que antes no tenían con ellas. Si pensamos en ello, nos preguntaríamos cómo cambiaría nuestra percepción si, por ejemplo, un gerente de banco nos prioriza en la fila, o en los restaurantes nos permiten una mesa especial a pesar de no contar con reservas o comenzamos a recibir tratos exclusivos en diferentes ámbitos de nuestra vida. ¿Seríamos indiferentes? ¿Seríamos conscientes de nuestro ego? El día que falte una “atención” ¿Nos molestaríamos? ¿La exigiríamos?

Adulación: En línea con la anterior, muchas personas buscan congraciarse o ser reconocidas por otras que consideran de mejor posición o con poder. Sus palabras y actitudes están endulzadas para acariciar esos egos, mientras esconden lo amargo de sus intereses particulares. Si tuviéramos todo tipo de adulaciones disfrazadas de admiración ¿Las reconoceríamos? ¿Disfrutaríamos de la miel de estas palabras? ¿Y nuestro ego? ¿Bien, gracias?   

Corrupción: Bien sea por la ambición, o por la búsqueda de un reconocimiento, la corrupción empieza a asomarse queriendo distorsionar los valores de las personas, y quienes tienen una fortuna o una posición de poder, no son ajenas a ello. El problema de este asunto es que puede escalar a nivel insospechados. Personas que comienza aceptando dar un poco de dinero para “resolver” un asuntillo legal, pueden terminar cometiendo abusos insospechados con la ilusión de que el “dinero lo resuelve todo”. Tal vez sea la razón de que veamos ciertos líderes o personas en destacadas posiciones, siendo investigadas por años de abuso hacia otras personas. Como si el hecho de contar con un status les permitiera hacer lo que a bien tengan sin consecuencia. Una completa distorsión de la realidad y pérdida de cualquier empatía.


¿Entonces cuál sería la respuesta a la pregunta inicial? Diría que el dinero no corrompe por sí mismo, sino que depende de la persona. Ya que está en el carácter de cada quien conservarse íntegro, a pesar de las propias debilidades y de las tentaciones de la sociedad. Una sociedad que parece más enfocada en exaltar al individuo que en construir lazos de unión entre todos. Esta es una cuestión sobre la cual no siempre somos conscientes, de ahí la importancia de serlo para no caer en alguna de esas desagradables actitudes antes mencionadas...

¿Y tú, estás de acuerdo o consideras al dinero como algo negativo?

¿Agregarías alguna otra actitud?


 

 feliz día, feliz noche, feliz momento

¡Gracias por leer!


Comentarios