¡¡¡Oiga, eso está mal!!!

Por estos días recordé el dicho popular "Ojos que no ven, corazón que no siente." Muy utilizado sobre todo para hablar de engaños amorosos, sin embargo fue otro el motivo que me llevó a recordarlo: lo ocurrido con la señora Edy Fonseca, celadora de un edificio en la ciudad de Bogotá... 
(Para los que no conocen el caso, en este enlace pueden ver una nota al respecto: vea la noticia. )

Acá un breve resumen sobre lo ocurrido: 
Edy, madre y abuela, era una celadora de un edificio que por turnos vigilaba con otros dos compañeros. Pero un día llegó la pandemia, despidieron a sus compañeros y sólo quedó ella. "El edificio no se puede quedar solo, ud. entenderá." La obligaron a vivir en un sótano cumpliendo funciones las 24 horas del día. "Es una cuestión de seguridad". Dormía en un sofá, se aseaba con agua que recogía en un balde, y como probablemente pensaron que se alimentaba, le daban diariamente $15.000. Lo suficiente para comprar un almuerzo sacrificando cena y desayuno. Al cabo de casi un mes enfermó. El responsable del edificio estaba muy molesto ya que ella los metió en problemas por débil, por enfermarse. "¡Queda despedida!" La noticia se dio a conocer en medios masivos y henos aquí hablando de ello.
Cuando se conoció esta historia, la indignación en redes sociales fue monumental. Cada que se revelaba un detalle nuevo del caso, crecía más y más el rechazo de la opinión pública. Algunas personas hasta propusieron plantones, protestas y actos vandálicos en contra de los propietarios del edificio, a manera de represalia por los actos reprochables cometidos contra la señora Edy. Por otra parte, y dejando de lado las iniciativas destructivas; resultó positivo ver cuántas personas rechazaron el vil comportamiento, como si de una gran coincidencia moral se tratara, como si la sociedad al unísono gritara:

¡¡¡Oiga, eso está mal!!! 

Pero al parecer las personas de la administración no lo consideraban así  ¿Será que nadie en el edificio pensaba lo contrario? En un audio que se filtró de una reunión del consejo de propietarios, uno de los participantes aseguraba que advirtió sobre la situación y que nunca estuvo de acuerdo. Sin embargo, eso no fue más allá de un registro en un acta o de"salvar responsabilidades", algo completamente inútil para la persona que pasaba sus noches en condiciones paupérrimas. 

Uno no se explica cómo pudieron tolerarse actos tan deleznables hacia una persona, y la única explicación posible es que a la señora Edy Fonseca no la veían como una semejante, no era considerada como un "prójimo. Tal vez pensaron que era alguien familiarizada con las carencias "hasta debe gustarle vivir así". Finalmente la pobreza es un estado mental ¿no? eso dicen esos motivadores que venden aire para el ego. Muchos nos creemos esta fábula para dormir tranquilos mientras sentimos lástima: "pobre gente, tienen una actitud y patrones de pensamiento que no les permite superarse. Se quedan en su zona de confort..." Las loas al éxito nos ciegan a las necesidades del prójimo.

Shakespeare escribió alguna vez “El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia; esto es la esencia de la humanidad.” Cuando dejamos de ver en el otro a un semejante, abrimos la puerta de la indiferencia y con ella permitimos que pasen cuestiones que de seguro en otro contexto nos indignarían hondamente. Si ya no reconozco a mi prójimo, mis ojos ya no lo ven y mi corazón deja de sentir...

La pregunta que nos queda es ¿Qué hubiéramos hecho nosotros? De seguro nos habríamos enfrentado a nuestros vecinos luego de exigir, incluso por la fuerza, que la dejaran salir para su casa... ¿Verdad que sí? Pero para la mayoría de nosotros, la sociedad nos ha vuelto pusilánimes o de lo contrario no esgrimiríamos justificaciones como: 
"Uno no se mete donde no lo llaman."
"El que se mete de redentor termina crucificado"
"De pronto nos metemos en problemas. No faltará el abogado que nos enrede."
"El que administra debe saber lo que hace y si se equivoca que se atenga a las consecuencias."
"Cada quien carga su cruz."

Además... ¿Por qué deberíamos intervenir? estamos tan llenos de problemas, tenemos tantas responsabilidades, nos agobian tanto las dificultades, que si acaso somos capaces de resolver nuestros propios asuntos como para tratar de resolver los de los demás ¿O es que acaso alguien se preocupa por nosotros? 

...Y así vamos... 

Así que la próxima vez que nos indignemos, cuando queramos rasgar nuestras vestiduras, mirémonos cara a cara y reconozcamos si solo somos unos brabucones que necesitan despertar de nuevo el calor en su corazón....


Feliz día, feliz noche, feliz momento...

Notas:
2. Hoy me enteré de otro caso similar, el señor Helber Bolívar: https://www.eltiempo.com/bogota/coronavirus-en-bogota-otro-caso-de-maltrato-a-vigilante-496044

Comentarios

  1. Dice el talmud que cuando un perro ladra, no tarda en encontrar otros perros que le ladren con el,
    Para los judios un perro que ladra es chisme,
    Ahora bien la doble moral es increíble como puede ser que consejo administrador y propietarios nada hubieran manifestado, todos son santos con los pecados ajenos

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