De Besos, Mujeres y Covid-19

Foto tomada de @SquawkaNews
Hace pocos días se registró el primer caso (por fin, dijeron algunos) confirmado de coronavirus en nuestro país. Si sentíamos que no se hablaba de otra cosa en los medios de comunicación, con esta última noticia ha dejado de ser una simple percepción (Al cierre de este escrito los casos confirmados eran nueve).

Incluso en el ámbito deportivo se hizo noticia que en el comienzo de la Premier League, algunos jugadores improvisaron un saludo utilizando sólo los codos y no estrechando las manos, o chocándolas como se hace normalmente. Por supuesto, todo esto en línea con las recomendaciones que las autoridades sanitarias hacen para minimizar la propagación del virus.

Hace una semana, y antes de que se conociera el primer caso en Colombia, algunas personas estaban bromeando que ahora no podíamos estrechar las manos, ni mucho menos saludar de beso; que deberíamos aprender saludos chinos o japoneses, entre otras bromas. Sin embargo, el asunto del beso me quedó dando vueltas en mi mente, en especial por lo que estaba encontrando en redes sociales...

Sucede que he podido observar varias expresiones en contra del saludo de beso, en especial por parte de las mujeres. De hecho algunas afirman agradecer la llegada del virus porque las libera de esa práctica social que consideran poco agradable. ¿Y el público masculino? Bien, gracias (En realidad parece que poco opinan al respecto). 

El asunto no revestiría mayor análisis si viviéramos, por ejemplo, en Alemania. País con baja tolerancia al contacto físico en ámbitos ajenos a la familia. Pero en estas tropicales tierras latinoamericanas, saludarse de beso es bastante común. Familiares, amigos y hasta recién conocidos suelen besarse en la mejilla. Y no solo por acá, en Europa varios países lo toleran socialmente. Por ejemplo en el tour de Francia es tradición que dos mujeres besen el cachete del feliz, y muy sudado, ganador de la etapa (me pregunto si es lo contrario en el ciclismo femenino...).

Por más que sea socialmente aceptado, existen personas que prefieren no saludar de beso, incluso no estrechar la mano. ¿Será alguna obsesión con la higiene? No necesariamente. Muchas mujeres manifiestan que han tenido que soportar situaciones muy incómodas, o claramente abusivas, por parte de hombres que "torpemente" buscan los labios de la dama... Otras en cambio, deben soportar la torpeza de sus congéneres que le dejan el cachete con salivas indeseadas.
Por cierto, encontré un artículo que afirma que en ciertas esferas latinoamericanas, es socialmente aceptado que las mujeres saluden de beso a desconocidos. Por ejemplo si llegan a una reunión, saludan con beso en la mejilla a conocidos y extraños por igual, o si van a una consulta médica, saludan de beso al galeno o a en una entrevista de trabajo al psicólogo. No sé si sea cierto, pero por más latino que yo sea, eso me parece un poco raro.

Cada sociedad construye sus códigos de comunicación, en ese proceso nuestra cultura latina resultó ser más abierta, más empática, dada a generar confianza con mayor facilidad que, por ejemplo, los anglosajones o japoneses. Sin embargo, a pesar de las proximidad propia de un abrazo o un beso en la mejilla, se debe aprender a guardar el debido respeto. Las manifestaciones "amorosas" propias de estas latitudes pierden su sentido cuando las personas con "autoridad", inmadurez o torpeza cruzan esta línea. Razón tienen algunas mujeres en querer evitar estos episodios y debemos ser respetuosos con su parecer. Pero con lo que si no puedo coincidir, es con algunas iniciativas que buscan prohibir esta manera de relacionarnos.

El reconocido conferencista Yokoi Kenji Diaz, de madre colombiana y padre japonés, cuenta en sus charlas la experiencia de nacer como latino y vivir en japón parte de su niñez y adolescencia. Sus vivencias le han permitido comparar las dos culturas para resaltar lo mejor de cada una. En su vivir, observó como el japonés sufría de vacío existencial. Con una tasa de suicidio que promedia los 50 casos por día, Kenji se preocupó por esta situación. De hecho, perdió amigos que decidieron terminar sus vidas al no encontrarles sentido alguno.
Como él también empezó a sufrir de depresión, ideó un programa que le permitiera ayudar a las personas y se le ocurrió llevar japoneses a vivir una experiencia latina; básicamente mediante la convivencia con familias de Ciudad Bolívar, un barrio popular de Bogotá.

Para no extenderme, les invito a seguir el enlace para ver un video donde pueden conocer más de su historia, pero lo que si diré es que el programa ha sido exitoso y ahora está llevando colombianos a vivir con familias japonesas. ¿La clave del éxito? la calidez y contacto humano propio del latino. Acá hasta los vecinos le dan abrazos, besos y apretones de mano al desconcertado nipon, y en 15 días de convivencia con una familia, la señora de la casa ya lo trata como un hijo. Una experiencia que les marca para toda la vida...

Ahora estamos frente a un asunto de salud pública, de seguro las personas empezaran a restringir los contactos, en especial con extraños. Pero la idea de prohibir estos comportamientos porque pueden ser abusivos, invasivos, etc me parece traído de los cabellos. Quien no se sienta a gusto no debería hacerlo, y los demás, respetarle la decisión. Que una persona intentó robar un beso en los labios en medio de un saludo, es un caso particular, pero no la norma. En ese sentido todos somos responsables de multiplicar las buenas costumbres y no festejar a los "graciosos" que se quieren pasar. Total, en medio de las dificultades y desigualdades, el afecto nos puede salvar de la jornada... 

A manera de moraleja:
En el aeropuerto se impartieron instrucciones claras para evitar los saludos afectuosos. En especial de personas provenientes de países con casos de COVID-19 como China, Italia, España, etc ¿Qué pasó? El noticiero registró una lluvia de abrazos y besos al recibir a los viajeros. Al preguntarle a alguien el por qué no atendió las recomendaciones sanitarias respondió: "No importan, así es el amor." 


Feliz día, Feliz noche, feliz momento...






  





  
    




   

   

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