¿Depresión? Vamos, no es para tanto...

"Quién le dijo que yo era risa siempre, nunca llanto. Como si fuera la primavera, no soy tanto..." (De qué callada manera- Nicolás Guillén)



Hace poco dieron la noticia de que el aventurero y periodista colombiano Guillermo Arturo Prieto La Rotta, más conocido como Pirry, fue dado de alta en una clínica de la Ciudad de Tunja ¿Pero, por qué lo habían internado? La razón: el pasado fin de semana presentó un delicado cuadro de Depresión y ansiedad.

Aunque en redes sociales muchos manifestaron su apoyo y solidaridad, también salieron personas a burlarse sin mostrar la más mínima empatía por lo sucedido. Finalmente es una persona que viaja por el mundo, disfruta lo que hace y es famosa ¿Por qué se deprime?


Pero esto no es nuevo. Hace unos días el mundialmente famoso reguetonero J. Balvin dio a conocer en su Instagram y otras redes sociales, que padecía de depresión. Y ha aprovechado sus conciertos  para invitar a las personas que, como él, sufren de esta condición a que se animen a reconocer esta enfermedad, a que se acepten, a que no se queden en silencio y sean capaces de buscar ayuda profesional.

En una sociedad que venera la felicidad, al dinero como clave de éxito y plenitud, el hecho de que se presenten estos casos parece una contradicción. Y no nos llamemos a engaño, no es fácil pensar que se puedan deprimir personalidades como J. Balvin, Jim Carrey o Britney Spears que lo tienen todo... Bueno, por lo menos todo lo que en esta sociedad de consumo nos dicen que da felicidad: fama, dinero, seguidores, reconocimiento, autonomía, etc.

Sin embargo el vacío existencial, la apatía, tristeza, angustia o estrés son cuestiones que todos hemos padecido en mayor o menor medida. La cuestión es que no estamos educados para aceptar estos sentimientos, ni mucho menos manejarlos. Si estamos tristes nos dicen que ya pasará. Si aburridos, entonces “vamos a divertirnos”. Si angustiados, entonces nos dicen que nos calmemos, y así... es como un afán por salir de esas sensaciones negativas, como si de una piedra en el zapato se trataran; cuando lo cierto es que no sabemos muy bien que hacer con ellas.

Este panorama tal vez nos permita entender la notoria ignorancia de quienes se burlan de quienes padecen estas afecciones de manera crónica, de quienes se mofan de los trastornos mentales, de quienes solo entienden el “éxito” como sinónimo de felicidad.

Khalil Gibran, autor de libros como El Profeta, El Loco, entre otros; escribió:

“No cambiaría las risas de mi corazón por las riquezas de las multitudes; ni me contentaría con convertir en quietud a las lágrimas provocadas por mi agonía interior. Es mi ferviente deseo que toda mi vida en esta tierra sea por siempre de lágrimas y sonrisas.”

La tristeza, ansiedad, angustia o apatía hacen parte de nuestra existencia, pero solemos vivir en negación de esta realidad. El conocido comediante Dany Hoyos, que da vida a "Suso, El Paspi" confesó que padecía de abulia: Un desinterés profundo por las cuestiones de la vida. Puede parecer irónico que una persona que vive del humor, no pueda evitar ahondarse en una apatía tan profunda... Viktor Frankl, un hombre que pasó por los campos de concentración Nazi, escribió en su libro "El Hombre en Busca de Sentido":

"Debemos aprender por nosotros mismos, y también enseñar a los hombres desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros. Dejemos de interrogarnos sobre el sentido de la vida y, en cambio, pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e incesantemente. Y respondamos no con palabras, ni con meditaciones, sino con el valor y la conducta recta y adecuada. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea, cumplir con las obligaciones que la vida nos asigna a cada uno en cada instante particular."

Así mismo en Francia se popularizó la expresión “spleen” considerada como un estado de melancolía o de angustia vital sin una razón aparente. Charles Baudelaire vivió esta condición que dejó plasmada en sus poesía:

“Y el Tiempo me engulle minuto tras minuto,
Como la nieve inmensa un cuerpo ya tieso;
Yo contemplo desde lo alto el globo en su redondez
Y no busco más el abrigo de una choza...”

El arte ha sido una vía de expresión del sentir humano, un reconocimiento de nuestra fuerza y fragilidad. Tal vez no todos contemos con estas herramientas para expresarnos, pero si podemos conectarnos con nuestros amigos y familiares para compartir, no solo momentos felices, sino aquellos de irritabilidad, tristeza y melancolía. Si lo hacemos, de seguro empezaremos a aceptarnos a plenitud ¿Cómo saber que necesitamos ayuda si ni siquiera somos capaces de reconocer nuestra vulnerabilidad? Lo que han hecho estos personajes al contar sus historias, debe servir de inspiración para reconocernos. Así como existe el día y la noche, nuestra existencia no es de solo felicidad... "Quién le dijo que yo era risa siempre nunca llanto..."

Feliz día, Feliz noche, Feliz momento...

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