Menos Tolerancia y Más Empatía

El fin de semana presentaron en un noticiero, una nota sobre un adolescente que perdió una de sus extremidades en un lamentable accidente. Sucedió cuando era tan solo un niño, por causa de un señor que, en estado de embriaguez, estrelló accidentalmente el vehículo que conducía contra la casa donde vivía con su madre, con tan mala fortuna; que fue el único que terminó en el hospital donde los médicos tuvieron la difícil decisión de amputarle el pie.

La madre, entre sollozos, recuerda aquellos dolorosos instantes, junto con el padecimiento que hoy viven por no tener recursos para poder remplazar una paupérrima prótesis que su hijo utiliza desde el día de la colisión. Para resumir, les puedo contar que al final de la nota una fundación se ofreció ayudar a esta familia víctima de una irresponsabilidad y de una justicia obtusa, que dejó en libertad al culpable sin exigirle resarcimiento alguno...


Pero lo que me llamó poderosamente la atención del caso, no fue simplemente el drama familiar, sino lo que relató aquel adolescente: Sucede que quien provocó el accidente vive en el mismo barrio, y por supuesto en varias ocasiones se ha cruzado con ese señor, pero solo ha recibido burlas por parte de él. Como si este dolor no fuera suficiente, relató como en el colegio también ha sido motivo de bromas y rechazo por su condición... 
Debo confesar que en este punto quedé consternado, es decir ¿Cómo puede uno burlarse de alguien que perdió un miembro de su cuerpo?

Según los expertos, desde temprana edad se empiezan a desarrollar ciertas habilidades sociales que con el tiempo van madurando, al punto de permitirnos construir esos valiosos lazos que nos unen a los demás. Tal vez ese fenómeno explique cómo algunos niños pueden llegar a ser tan egoístas, indiferentes o despectivos con otros, sin considerar por un instante los sentimientos de sus semejantes. Ahí es donde los maestros, padres y expertos están atentos para moldear una de las más importantes habilidades sociales para el ser humano, conocida como LA EMPATÍA.

La empatía puede tener diferentes interpretaciones, por eso les comparto esta que encontré, pues me parece adecuada*: “La empatía puede ser definida como la habilidad de diferenciar entre los sentimientos propios de los de otra persona. Se trata de ser capaz de ponerse en el lugar de otra persona y ver las cosas desde su perspectiva, así como regular sus propias respuestas emocionales. La empatía es un factor primordial en el desarrollo de la inteligencia emocional.” Se dice que la ausencia de la misma es la causa de comportamientos antisociales como el bullying o matoneo. 

Puede que ese sea el caso del joven protagonista de nuestra historia, quien no solo recibió burlas de sus compañeros (“son niños, no entienden ciertas cosas”) sino también del sujeto que provocó el accidente. No encontró empatía en aquel que le causó semejante trauma, sino que tampoco la encontró entre sus compañeros; otros jóvenes como él, con quienes comparten sueños, anhelos y aspiraciones. Es un comportamiento reprochable... Nosotros no somos así ¿verdad?...

Pensemos por un instante en el beodo que estaba al volante ¿sería igual de insensible con alguien que ama? ¿Igual de insensible con su madre, o tal vez su hijita? Probablemente se comportaría diferente, ya que dichas personas le son cercanas, le importan, se interesa por ellas... Un joven infortunado ¿por qué habría de importarle? Y nosotros ¿Qué tanto nos importan los demás? los medios de comunicación y las redes sociales, nos permitieron conocer el mundo desde la palma de la mano, conocer otras culturas, otras personas, pero curiosamente parecemos cada vez más indiferentes... 

Es fácil ser bondadosos con las personas que amamos, preocuparnos por las personas que nos interesan, y pensar en nosotros mismos. Comprender que hacemos parte de un círculo más amplio que el familiar o el de amigos, no es fácil. Comprender que nuestros actos y omisiones impactan en los demás, es un gran reto. Ser empáticos permite cuidarnos unos a otros. Entender al prójimo es un acto de bondad. Sentir el dolor o la alegría ajena, es robarle espacio a la violencia y al maltrato. 

Considero que la empatía no es solo “el factor primordial en el desarrollo de la inteligencia emocional”, sino que es el factor primordial para construir una mejor sociedad, incluso mucho más que la consabida tolerancia, que entre otras cosas; no es más que un eufemismo para la indiferencia. Se supone que tolerancia es la “actitud de una persona que respeta las opiniones, actitudes o ideas de las demás personas aunque no coincidan con las propias.”** Pero eso no tiene nada que ver con comprender al otro. Tolerancia es casi soportar. 

Solo en la empatía, en esa capacidad de ponernos en los zapatos de los demás, podremos construir sociedad. En la tolerancia todos hablan, pero nadie escucha al otro. La empatía nos permite a través de un auténtico respeto, comprender otras ideas, otros comportamientos, otras realidades. Porque solo cuando somos capaces de replantear nuestro sistema de creencias, empezamos a crear nuevas realidades a nuestro alrededor...


Feliz día, Feliz Noche, Feliz Momento...

** La RAE define Tolerancia como "el respeto por los pensamientos y las acciones de terceros cuando resultan opuestos o distintos a los propios."

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