QUE CADA QUIEN PIENSE LO QUE QUIERA

“¡Pero qué terco!”

¿Quién alguna vez no utilizó esta expresión (o similar) después de una discusión o intercambio de ideas con una persona?.
Lo menciono porque esta semana en el trabajo, un compañero refunfuñaba ante lo que para él no era más que tozudez por parte de su jefe: “Pero él sabe que es lo que conviene, lo sabe, ¡pero no lo acepta!”. Suele pasar ¿Verdad?


La mayoría de las veces tomamos decisiones, o asumimos una posición basados en nuestras creencias y no siempre en información. Cuantas veces hemos escuchado frases como: “Yo sí sé cómo son las cosas”, “ahora no le va enseñar a su papá a hacer hijos”, “A la gente hay que andarle duro para que funcione”, “Así siempre se ha hecho...” Lo que cada persona piense o crea, es un asunto personal ¿Y cuando afecta a otros?
Algunos casos de la vida laboral pueden ilustrar un poco:

  • Un empleado nuevo llegó para ocupar el puesto de alguien que salió de la empresa. Aprendía de a poco, era serio, respetuoso. Pero la presencia de su predecesor aún era muy fuerte. Llegaron ciertas actividades en la empresa.  ¿La nueva orden? trabajar los sábados todo el día. “Disculpen, mi religión me obliga guardar el sábado.” Fue lo que dijo en cierta reunión. Con el correr de los días, algunos errores e imprecisiones se hicieron más evidentes en él... ¡Ahora eran más evidentes para los jefes!. Al poco tiempo cancelaron su contrato.
  • Dos personas compartían el mismo cargo. Una de ellas llegaba temprano, pendiente de los compañeros, muy sociable, y en muchas ocasiones trabajó horas adicionales en apoyo a la empresa. Sin embargo no era eficiente, repetía procesos y no le alcanzaba el tiempo. ¿La otra? Cumplía su horario, pero no más allá. En cambio era eficiente, productiva, no socializaba mucho y prefería avanzar en sus tareas. Pero... En recurso humano consideraban que lo más valioso era el compromiso, y esto  lo entendían como trabajar más sin pedir nada a cambio. Finalmente renovaron el contrato de la primera de ellas.
  • Última. Para un gran evento se necesitaba gente extra que ayudara. Una persona ofreció contactar a un grupo de amigos, a bajo precio y colaboradores. Le dijeron que sí. El día del evento hubo cierta desconfianza cuando los jefes les vieron. ¿La razón? Provenían de un barrio popular, de bajos recursos y su aspecto se diferenciaba claramente de los demás. Preciso, al final de la jornada faltaba dinero... ¡Se imaginarán sobre quienes recayeron las sospechas! Después de unas largas e incómodas horas, se supo que uno de los jefes hizo una compra que no había registrado.


Todos tenemos ideas, conceptos, prejuicios... maneras de ver el mundo. Sin embargo olvidamos que las cosas en las que creemos han sido aprendidas, imitadas, apropiadas de los demás. Es decir, no nacemos con ellas. ¿Entonces nuestro pensamiento es flexible, cambia y se adapta en cada circunstancia?. Claro que sí, solo que con el tiempo vamos perdiendo esa capacidad. Como que nos hacemos más rígidos, anquilosados, como un viejo árbol de raíces profundas, inmóviles sin querer movernos de la posición que alcanzamos...

El mundo laboral nos ofrece un pequeño espejo de las dimensiones que pueden alcanzar ciertas ideas. Cuántos empleos, oportunidades o carreras se han perdido por cuenta de ello. Basta con recordar a alguien que haya estado en una jerarquía superior a la nuestra y que nos hubiera tenido "entre ojos"* ¡Por más que nos esforzáramos no cambiaría la imagen que tenía de nosotros!

¿Y en un ámbito religioso, social o político? Comunidades, vidas enteras se han perdido por cuenta de ello. Somos tan fáciles de moldear por ciertos líderes, que sin darnos cuenta nos convertimos en fanáticos. ¡Jamás! Dirán muchos, pero miren lo que significa el fanatismo:

Fanatismo (Definición de la RAE*)1. m. “Apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas.”

Tener un sistema de creencias es necesario, pero no podemos pensar que con el nuestro se moldea el mundo...

Está demostrado que en los primeros años de nuestra vida somos como esponjas: “absorbemos conocimiento”. Pero a medida que crecemos esto va cambiando, y cada vez más y más se nos dificulta aprender cosas nuevas... deberíamos darnos la oportunidad de cuestionarnos, de escuchar otras historias, otras experiencias, de estar ávidos de aprendizaje. Quizá este si sea el verdadero elixir de una eterna juventud...

notas: "entre ojos" Expresión utilizada para decir que alguien nos vigila permanentemente a la espera de que cometamos el más mínimo error.
*RAE: Real Academia Española

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