El dolor que no nos unió

"Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido.
Ahora es el momento de comprender más, para temer menos."
Marie Curie (1867-1934) Física francesa.

Imagen tomada publicación Revista Semana
Hace ya varios días una lamentable noticia enlutó nuestro acontecer nacional… Sucedió poco después del atentado terrorista cometido en la ciudad de Manchester (Inglaterra), en medio del concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande y cobró la vida de varias personas. En Colombia algo similar aconteció: en el reconocido centro comercial Andino, un artefacto explosivo cegó la vida de tres mujeres inocentes. Un acto desconcertante, inexplicable y a todas luces injustificable. Sin embargo una diferencia cultural se evidenció en la reacción suscitada en el país Británico, y otra; la que aconteció en estas latinas latitudes.



Si bien un acto de esta índole despierta un natural rechazo por su cobardía e insensibilidad, la reacción evidenciada en redes sociales derivó en una andanada… que digo, en una “cascada” de improperios, acusaciones, insultos, odios entre unos y otros. Esto sin contar las prematuras conclusiones, intromisiones de curiosos o la circulación de irresponsables “cadenas informativas”, alimentadas por ese afán mediático por la primicia... ¡Como si enterarse prontamente de algo fuese sinónimo de estar informado!.

Ariana Grande
Es justo pensar que ambos sucesos no se pueden comparar: El violento evento de Inglaterra se presentó en el concierto de una famosa artista internacional, la reacción de la ciudadanía al siguiente día fue realizar un acto solemne en el que repicaron todas las campanas de las iglesias y durante un minuto la ciudad cesó su actividad. Una clara muestra de valentía, de unión frente al soterrado atentado. De igual manera la popular cantante se apropió de lo ocurrido convocando a una nueva presentación a favor de las víctimas. Su liderazgo unió sentimientos en un nuevo mensaje hacia los violentos. En Colombia en cambio, el hecho se presentó en un lugar impensado. Fue en el baño de mujeres de un centro comercial. Sí, no fue en medio de un espectáculo masivo, ni hubo una voz sensible que abanderara la causa posteriormente.

¿Cual fue la reacción? Conjeturas e improperios llenos de ira que culpaban a unos y otros por lo sucedido. En el entretanto, los familiares o cercanos a las víctimas expresaban su pena depositando en el lugar amorosas flores perfumadas de dolor… 

Sí, tal vez no se puedan comparar. En un lado las víctimas despertaron solidaridad, en el otro… poco importaron.

"Nuestra sociedad está enferma" han sentenciado muchos al referirse a estas y otras manifestaciones negativas en nuestro país. ¿Por qué será que todo tiene que ser visto en términos de cura y enfermedad, bueno y malo?. No me gusta pensar que nuestro país está "enfermo" (socialmente hablando ¿ok?). Es más un asunto de temor, de un temor que ha crecido a lo largo de muchos años, que habita como un huésped en nuestros hogares, en nuestros corazones...

Y un acto terrorista busca principalmente eso: Atemorizar. Su acto es como una enredadera que de a poco llega a cubrirlo todo. Los actos terroristas buscan acobardar a una sociedad, dominarla bajo la sombra de la incertidumbre, volverla desconfiada mediante la zozobra y lo inesperado de sus actos. En la medida que nuestro temor se acrecienta, nos volvemos más desconfiados... desconfiamos del vecino, de conocidos, de nuestro entorno, del futuro. Sí, el temor nos aleja, nos hace cada vez más individualistas, menos sensibles al otro.

Tal vez eso es lo que en verdad esconden esas inesperadas manifestaciones en los días posteriores al atentado. La inusitada insensibilidad es solo la manifestación de no entender, de la desconfianza hacia los líderes actuales, de la natural necesidad de buscar culpables, de la incapacidad de aceptar los hechos... (A esto los medios de comunicación no aportan mucho dado su inescrupuloso afán por la primicia y los puntos de raiting).

¿Estamos en verdad enfermos? De ser así entonces no podemos hacer nada. Esperemos que lleguen los médicos expertos  a resolver las cosas ¿No?. Dejemos a un lado ese discurso y pensemos mejor que hacemos parte de una sociedad aun inmadura. Si, nos falta madurar, aun somos reactivos y poco conscientes. Desde esta perspectiva en cambio si podemos actuar. Empezando por nosotros mismos e influenciando en los demás (hijos, hermanos, padres, amigos, público, trabajadores, la abuelita... sí, los demás). Siendo conscientes del inmenso poder, pero sobre todo de la inmensa responsabilidad que hay detrás de cada palabra y de cada acto nuestro. Conscientes de que cada paso que damos, lleva consigo la semilla del cambio...



Enlace de interés: http://www.semana.com/nacion/articulo/atentado-en-andino-francisco-de-roux-habla-sobre-la-union/529069


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