Cuando los famosos fallan

En estos días escuchaba una entrevista que la W Radio le hacía a Cecilia Bolocco, reconocida figura pública de Chile, entre otras cosas por haber sido coronada Miss Universo en los años 80´s en representación del país austral.


El entrevistador, en medio de corteses halagos, le hizo saber que aunque la recordaba de aquella época del reinado internacional, hoy reconocía al conversar con ella, a una mujer diferente con un renovado encanto...

Sobre reinas, sólo recuerdo a Susana Caldas, pues mi madre me hablaba de ella... Ah, bueno y las actuales, pues se encuentran vigentes en los medios nacionales: Actúan, participan en "Reallitys", son presentadoras, modelos, etc. ¡Hasta la misma Susana ha vuelto a aparecer en un comercial sobre una crema que retrasa los embates de la edad!.
Escuchando la entrevista a Cecilia, tuve cierta empatía por una persona inteligente, sofisticada, que ha llegado a disfrutar una etapa madura de su vida y lo hace a pesar de las situaciones dolorosas, que en palabras de ella; atesora porque de ellas ha aceptado grandes lecciones...

Al término de la entrevista, empecé a pensar en varias cosas. Una de ellas, fue en ese lugar común en el que solemos clasificar a las mujeres que participan en reinados. Es verdad, salvo a quienes gustan de esto certámenes, los demás tratan incluso peyorativamente a las candidatas y a los que disfrutan de esta clase de espectáculos.

Bueno, los argumentos a favor y en contra llueven por montones, así que no vamos a desgastarnos en ello. En cambio, si vale la pena considerar cuales podrían ser las verdaderas ideas que se esconden en lo más profundo de nuestra mente. Ya verán a que me refiero.

En primer lugar hablemos de las figuras públicas. En general son adineradas, salen en todos los medios, tienen patrocinios, y hasta tenemos sus fotos en algún producto del desayuno... Parece que han alcanzado eso que llamamos "éxito".

De ese mundo público no todos nos simpatizan, y hay algunos que ni toleramos un poco (como si fueran nuestros vecinos), y cuando uno de ellos cometen errores, o faltas sociales, les criticamos sin consideración. ¿Porqué? aparte de practicar ese deporte mundial conocido como "meterse en la vida de otros", esas reacciones negativas esconden en algunos casos frustraciones no aceptadas. Pensemos en algunas situaciones y sus "típicas frases":

...La pareja que se divorcia: "Eso se sabía que no iban a durar", "En ese medio las parejas estables no existen","Semejante boda tan ostentosa y no les duró".

...El millonario que enferma gravemente: "El dinero no lo es todo", "De que le sirve tener tanto dinero si no tiene salud"

... La candidata de reinado que sale con un gazapo: "Esa vieja si que es bruta", "Cuando uno no tiene nada en el cerebro...", "Esa llegó ahí pero de bonita".

... El que alcanza la fama de un momento a otro: "Ese tuvo suerte... que aproveche su cuarto de hora", "Ha sacrificado privacidad por dinero" "no hay nada como una vida tranquila"

Estos son algunos ejemplos. Ni que decir de lo que podemos encontrar en las redes sociales, cuestiones que van desde ingeniosos "memes" hasta agresivos juzgamientos. ¿Eso es suficiente para decir que quienes así se expresan, son personas frustradas? Puede que no... ¿o puede que si?

Las celebridades nos las presentan como seres inalcanzables, por eso cuando yerran muchos sienten como un alivio. ¿Cómo aceptar que alguien lo puede tener todo? Amigos, dinero, lujos, amor, salud... ¡inconcebible!. Continuando con el tema de las reinas de belleza, aceptar que ellas son bonitas e inteligentes, sería un golpe al hígado para mucha gente.

En Colombia tenemos el caso de la famosa Natalia París, mujer tildada como tonta. Es bonita, empresaria exitosa, tiene un hobby por el que le pagan bien, y se encuentra vigente en un mundo donde las modelos que superan los 30 años son descartadas... Pues parece que de tonta no tiene un pelo, ¿verdad? pero nadie lo va a aceptar.

En otro sentido, gracias a las figuras públicas nuestros defectos pueden verse como algo sin importancia. Por ejemplo: si en nuestro día a día somos groseros, irrespetuosos de la autoridad o pasamos por encima de las normas de tránsito, lo justificamos con un sinfín de argumentos egocéntricos. Por eso no me explico cuando una celebridad, por ejemplo; insulta a alguien (eso si, el vídeo está editado y solo muestran la parte del insulto)  le señalamos con nuestro dedo divino como si fuéramos los adalides de la moral y las buenas costumbres. "Si, pero es que ellos son figuras públicas" me suelen decir. ¿Y? No sé, uno debe tener mucha rectitud o cinismo, para estar dispuesto a arrojar la primera piedra.

No pretendo con esto hacer una defensa del mal comportamiento. Cada quien debe asumir la responsabilidad de sus actos. Si alguien tiene un actuar inapropiado, despertará el rechazo social, y así debe ser. Pero el mal de otros no debe ser nuestro consuelo, o convertirse en escudo que limpie nuestras conciencias. 

Si me pidieran que nombrara con una palabra las anteriores reflexiones, diría que esta es: Envidia. Si, ese sentimiento que despierta lo más negativo en nosotros... Aceptemos que las palabras tienen poder en nuestra vida, y de la percepción que tenemos del mundo hablan nuestros labios. Así que la invitación es a expulsar la mezquindad de nuestra mente, mientras asumimos la responsabilidad de alimentarla con aquellas cosas que atraigan prosperidad y felicidad...   

Por aquí les dejo algunas frases célebres...

"Tan grande como la turba de los admiradores es la turba de los envidiosos."
Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.

"La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros."
Diógenes Laercio (S. III AC-?) Historiador griego.

La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.

Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.

Deseándoles un buen comienzo de semana...

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