No me alegra, pero siento un fresquito...

No es fácil alegrarse del bien ajeno, aunque tampoco tiene que ser una obligación... ¿pero amargarse por ello? Bueno, eso si ni es obligación, ni debería ser. Ahora cambiemos la frase inicial: "No es fácil alegrarse del mal ajeno" ¿Será cierto?.

Eso me recuerda una frase que muchas personas utilizan cuando a alguien (que no les agrada), no le salen las cosas bien: "... No me alegra que la haya pasado eso, ¡pero siento un fresquito!". Un fresquito es como un vientico suave y refrescante que calma las llamas de cualquier envidia o rabia.

Y es que tener "bajos sentimientos" por los demás es de lo más normal. ¿Pero que eso afecte nuestra salud emocional? eso ya es otra cosa...   


Haciendo un recorrido por las redes sociales, o al leer los comentarios que escribe la gente al final de un artículo en internet; no pude evitar pensar que no hay mucha salud emocional por ahí. Puede que sea un error de percepción, pero pareciera que viviéramos una oleada de "indignación", sobre todo por los triunfos de otros.

Quienes gustan de los reinados, el triunfo de la colombiana como Miss Universo fue la cereza que faltaba para cerrar un año positivo internacionalmente. Por otra parte, muchos a quienes no les gustan estos certámenes se ofendieron. Es así como uno podía encontrar cosas como "Ganó por estrategia política" "Que evento tan superficial, cuando en el mundo existen tantas tragedias" "Que lujoso apartamento le regalan, esperemos que se acuerde de la gente sin techo" etc y un largo Etcétera.

Que sea un evento superficial... es cierto. Que hayan tragedias, también lo es. Pero comparar una cosa con la otra es tan solo una simpleza. Como si fuera poco, dudan del mérito de la señorita, o esperan de ella actitudes propias de Teresa de Calcuta... Si se regalaran 1.000 casas a igual número de personas, ¡quisiera ver la fila de los que se las van a obsequiar al prójimo!. 

¿Que es lo molesto de todo esto? Que muchos simplemente critican por criticar, sin compromiso, responsabilidad, sensibilidad o coherencia en algunos casos. Incluso otros llegan a ser destructivos mientras refuerzan sus frustraciones sin reparo. Esperan que un personaje público sea: perfecto, simpático, ingenioso, noble, generoso, amoroso, sin prejuicios y ante el primer fallo, le critican sin consideración. Es como si emprendieran una cacería de brujas, o mejor; "una cacería de pajas en el ojo ajeno..."

Poniendo este asunto en un plano más común, uno podría preguntar: ¿Porque se presenta el famoso matoneo o bullying? Y una de las causas podría residir en esa necesidad de encontrar un "chivo expiatorio" para nuestras imperfecciones. Al igual que se juzga sin compasión a los personajes públicos, a las personas "diferentes" parece correrles la misma suerte.

Detrás de un prejuicio, suele esconderse un miedo o un defecto propio...

Una persona que tenga una manera de hablar, comportarse o que posea un tipo de creencia diferente, puede llegar a ser víctima de la discriminación por parte de las que son perfectas. Sí, así como suena: "Perfectas". Hablar de humanos perfectos es tan irracional como rechazar a otro por ser "diferente", pero esto suele ser el pan de cada día.

Hagamos un ejercicio a manera de ejemplo:
  • No te gusta el éxito de un jugador famoso - ¿Crees que tuvo la suerte que te faltó a ti?
  • No comprendes como el vago de tu infancia ha empezado a amasar una fortuna - ¿Será que no te sientes capaz de tener todo lo que siempre has querido?.
  • En el trabajo o estudio, detestas a los que cumplen con sus obligaciones - ¿Te molesta ser mediocre?.
  • Hablas mal de cierta mujer u hombre, diciendo que promiscua - ¿No tienes suerte en el amor? ¿esa persona te rechazó?

Cada quien podrá tener más ejemplos y sacar sus propias conclusiones.

No vamos a decir que criticar o sentir envidia sea malo, o que no se deba hablar de los demás... ¿O sí deberíamos decirlo?. Pero sucede con los comportamientos incorrectos, que por más que lo sean no por ello se dejan de hacer; y esto de hablar de otro no es la excepción. Además ello está arraigado en nuestra naturaleza humana... Podría decirse que es esa capacidad de opinar sin ser saber de la materia (sobre todo cuando del prójimo se trata).

Todos tenemos derecho a hablar de los que nos plazca; pero también implica tener algo de responsabilidad, sobre todo cuando hablamos de los demás. Esto no es ajeno para nadie. Sabemos de personas que hablan de otros sin rubor, afirman cosas sin fundamento, y cuando se les cuestiona, hay quienes se presentan como víctimas: "¡Que puedo hacer, me provoca con su manera de ser!".

Pero no somos conscientes del poder de nuestra palabra... 

La palabra puede herir, aniquilar, destruir... pero también tiene el poder de unir, crear, engrandecer... Por eso para terminar, bien vale la pena recordar una famosa frase de un comic y acuñada a Franklin D. Roosevelt: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad"

Feliz semana para todos

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