¡Vive y Deja Vivir!

Después de un tiempo bastante amplio sin actualizar nuestro blog, retomamos de nuevo las letras y pensamientos para seguir compartiendo una pizca de nuestro existir. Estamos iniciando un nuevo año, y probablemente cuando el anterior año iba expirando, muchos decidieron hacerse promesas: perdonar, encarar con optimismo esta nueva época, realizar dietas, ejercitarse, iniciar un proyecto o terminar los iniciados, etc. Esa es nuestra naturaleza... una buena pregunta sería saber si alguien se propuso en algún aspecto del carácter o personalidad; cambiar o mejorar algo. Por ejemplo ser menos agresivos, más alegres, ser tolerantes, positivos... ¡finalmente todos tenemos siempre algo por mejorar!.

Pero en estos días, a raíz de una situación sucedida a una persona, se me ocurrió un buen propósito: "Vivir y dejar vivir..."


A que va con este tema, se dirán. Antes de empezar, les comparto que encontré una historia sencilla en el libro "La Oración de la Rana" de Anthony de Melo, allí se relataban las angustias del dueño de un restaurante, que por más que su comida era buena no lograba que la gente ingresara. Un sabio le recomendó un cambio en el letrero del restaurante. Al poco tiempo, su negocio se vio muy visitado y amasó una gran fortuna. ¿Cual fue el cambio en el letrero?. Dejar una letra del nombre a punto de caer... La gente ingresaba para avisar del error al dueño, una vez adentro; a las personas les gustaba el lugar y se quedaban allí.

La reflexión de Anthony, era relacionada con el Ego: "Nada satisface más, que corregir a los demás".  

A pesar de nuestros errores y defectos... ¡Vaya que si nos gusta corregir a otros! con que prontitud les decimos a los demás lo que está mal, lo que no es correcto, lo que debería ser... ¡Ah, y que peligro cuando llevamos el estandarte de la moral, como si Dios nos hablara en zarzas de fuego cada mañana! 

¡Vivir y dejar vivir! Deberían decirnos... ¿Quienes somos para estar señalando? ¿tan pobres de espíritu somos, que debemos estar corrigiendo a los demás?

Por supuesto, es importante tener algunas consideraciones. La primera de ellas es diferenciar entre ayudar a los demás, y señalar a los demás. El consejo, la observación o recomendación que nos ofrecen amigos, familiares, pareja o personas sabias debemos recibirlas con agrado, pues buscan nuestro crecimiento. Pero aquellos que solo buscan lastimarnos, alimentar su patético ego, o simplemente confrontarnos... no vale la pena siquiera que nos desgastemos en ellos.

La segunda, es aceptar  una de las prácticas sociales más comunes entre nosotros: Hablar de los demás. Ah, si... Inocente sería pretender que nadie critique, opine o reflexione acerca del comportamiento del otro. Diferente sucede en las conversaciones cargadas de intrigas, críticas negativas y cizaña para destruir la reputación de una persona. Si entre nuestras amistades tenemos a alguien así...  debemos replantearnos de quienes nos estamos rodeando.

Otra cuestión, es que debemos ser conscientes de nuestros actos, las palabras tienen poder. Para bien o mal, las personas pueden ser susceptibles a nuestros comentarios. Podemos horadar la confianza, honor o autoestima de alguien. Es como una especie de Bullying o matoneo que tanto observamos en nuestra sociedad. Si hablamos con imprudencia, debemos ser capaces de pedir disculpas. Pero si lo hacemos adrede, solo demostramos lo miserable que podemos llegar a ser.

Por último, cuando buscamos errores en los demás, es por que necesitamos expiar nuestros defectos en ellos. Fácil es ver la paja en el ojo ajeno. Suficiente tenemos con vivir nuestra vida, como para estar pendientes de la de los demás, aquello solo demostraría nuestra incapacidad para asumir la responsabilidad sobre nuestro existir, nuestra incapacidad para aceptar nuestra condición imperfecta, aceptar que solos somos un grano de arena en la inmensa playa de la humanidad...




Comentarios