Y todo comienza

Cierto día, mientras compartíamos un chocolatico, indefectiblemente con mi amiga Mile terminamos hablando sobre las relaciones, lo simples y complejas que pueden llegar a ser, recuerdo de igual forma una expresión que me dijo aquella vez: "A nosotras nos gustan los hombres de reformatorio, que tengamos que regenerarlos". Luego de bromear, la idea quedó rondando en mi mente por mucho tiempo. Después esta misma idea volvió a mí mientras chateaba con otra amiga, Karen, quien con diversión hablaba sobre el hecho de que las mujeres sin quererlo desearan príncipes azules, a pesar de que con el tiempo se destiñeran o cambiaran de color, o simplemente se transformaran en tristes sapos...

¡Si que surgieron preguntas internas! ¿Hasta que punto es cierto? ¿Nuestros ideales de una relación se desdibujan con la realidad? ¿Somos los que la desdibujamos? ¿Tenemos el amor que merecemos? ¿Nos complicamos demasiado y en esto se nos van las cosas que nos hacen felices? o como me dijo alguien: "Mijito, lo mejor es estar solita, incluso tener un hijo y criarlo sin tontos que estorben".

Y la respuesta puede ser: Sí... y No. Pareciera que existen personas que en su trasegar sentimental la vida les ofreciera un camino de rosas, y en cambio otras donde al camino le quitaron los pétalos y les dejaron solo espinas. Este espacio es para compartir un poco de esto y otro tanto de aquello que nos hace pensar y hasta sonreír. Finalmente las experiencias amorosas, afectivas, sentimentales o como se quieran llamar son las que le dan sabor a nuestra vida: ¿amargas? ¿dulces? ¡que importa, le dan sabor!

Adelante y que la noche sea confidente...