
Sin importar las razones, la sensación de no haber sido correspondido después de haberlo dado todo por una persona, es completamente devastadora para la mayoría de seres que lo han vivido, es sentir que el tiempo transcurrió en vano, que nuestro orgullo fue herido profundamente, que nuestra confianza fue pisoteada o que al otro nunca le importamos seriamente. Aceptarlo... es un proceso que puede llegar a ser insoportable para la mayoría.
La energía depositada en este proceso puede llegar a ser tal que nadie quiere repetirlo en su vida, el dolor es tan profundo que juran, mirando al horizonte lejano; jamás permitírselo de nuevo. Los monasterios, vivir entre monos amazónicos o ser misioneros en la India, se presentan como opciones para los mas radicales. Otros simplemente continúan su vida con una armadura sentimental.

Pudiera parecer obcecado, pero la experiencia de querer a alguien es de las mas intensas y valiosas que llevamos con nosotros, y así ésta haya llegado a su fin, no debemos tener temor de vivirla nuevamente. En el amor no debemos ser aguas tibias, "o fríos, o calientes, o si... o no", o como dice Silvio Rodríguez en una de sus canciones: "... los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan ahí...", sin mayor trascendencia, alimentando miedos en nosotros y en los demás, sin valorar a esa nueva persona que llega a nuestra vida o tal vez siendo hipócritas con ella y nuestros sentimientos, ¡como si las personas fueran recipientes de nuestras frustraciones!
Las decepciones deben ser la fuente de sabiduría para mejorar nuestra manera de amar, para fortalecer nuestro propio amor y para que nuestros miedos y apegos sean cada vez mas marchitos...
Esto me ha gustado, corto y sustancioso!!!
ResponderBorrarMe has sacado una sonrisa, porque me imaginado más de una vez caminando por el pequeño reino de Bután!